Katha Upanishad: Segundo Valli
En el Segundo Valli del Katha Upanishad, mismo que se encuentra en el Primer Adhyaya (Capítulo), Yama, señor de la muerte, empieza a explicarle a Nachiketa cómo es que el placer encadena al hombre y cómo es que solo el sabio puede deshecharlo. A raíz de esto, ambos empiezan a hablar sobre los transitorio y lo eterno, profundizando en la filosofía Vedanta y la No Dualidad.
A continuación, encontrarás los 25 versos que conforman el Segundo Valli del Katha Upanishad. Esta versión del Katha Upanishad es una versión recopilada en la biblioteca de la del Instituto Latinoamericano de la Comunicación Educativa, y no se indica quién realizó la traducción de la misma. Si quieres consultar el texto original, puede hacerlo en la página de la biblioteca (bibliotecadigital.ilce.edu.mx ) o dando clic aquí.
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Primer Adhyaya (Capítulo)
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- Segundo Valli
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Segundo Adhyaya (Capítulo)
Segundo Valli
1.2.1. La Muerte replicó: “El bien es una cosa, el placer otra; estas dos, teniendo fines distintos, encadenan al hombre. El hombre debe permanecer en el bien, pues el que escoge el placer, malogra su destino.
1.2.2. “El bien y el placer se acercan al hombre, pero sólo el sabio puede verlos y distinguirlos. Éste prefiere el bien y desecha el placer, más el necio escoge el placer y la avaricia y desecha la virtud.
1.2.3. “Tú, oh Nachiketa, después de considerar todos los placeres que son o parecen ser agradables, los has despreciado uno por uno. Tú no has entrado en el camino que lleva a la riqueza, donde muchos son los que perecen.
1.2.4. “Muy separados y conduciendo a lugares muy distintos se encuentran la ignorancia y lo que se conoce como sabiduría. Creo que tú, Nachiketa, deseas el verdadero Conocimiento, pues muchos deseos no consiguieron desviarte de tu propósito.
1.2.5. “Los necios moran en la oscuridad. Sabios en su propia presunción, andan en círculos, tambaleándose de aquí para allá, como ciegos guiados por ciegos.
1.2.6. “La otra vida nunca aparece ante los ojos del chiquillo distraído, engañado por la ilusión de la riqueza. ‘Esto es el mundo’, piensa, ‘no hay otro mundo más que éste’. No se da cuenta que caerá así una y otra vez bajo mi dominio.
1.2.7. “Aquello que muchos ni siquiera pueden oír, que muchos, cuando lo oyen, no lo comprenden, admirable es el hombre, si hay alguno, que puede darlo a conocer, y admirable el que lo comprende cuando un verdadero maestro se lo muestra.
1.2.8. “Cuando esa verdad es dada a conocer por un hombre inferior, no es fácil de ser comprendida. A menos que sea revelada por un ser perfecto, no hay forma de acceder a ella, pues es inconcebiblemente más pequeña que lo pequeño.
1.2.9. “Esa doctrina no puede ser obtenida por discusión; más cuando proviene de la boca de un ser perfecto, entonces es fácil de comprender. Tú la has obtenido, pues eres ciertamente un hombre de verdadera determinación. ¡Haya siempre buscadores como tú!
1.2.10. Nachiketa asintió: “Sé que los tesoros terrenales son transitorios, pues lo eterno no puede ser obtenido con cosas que no son eternas; mas yo, por medio de lo transitorio he obtenido lo que está más allá de toda transitoriedad”.
1.2.11. Yama respondió: “Aunque has visto la satisfacción de todos los deseos, la fundación del mundo, las infinitas recompensas de las buenas acciones, la ribera donde no hay miedo alguno, loada en todas las alabanzas, y la gran morada, has sido sabio y con firme determinación lo has despreciado todo.
1.2.12. “El sabio que mediante la meditación en su Ser, reconoce a Dios en el Antiguo, aquel a quien muy pocos ven, que se halla en la más profunda oscuridad y mora en lo oculto, ese sabio ciertamente está más allá del gozo y el dolor.
1.2.13. “El mortal que, oyendo esto, lo acoge en su corazón y lo separa de todas las cualidades, alcanzando de este modo el Ser sutil, se llena de gozo, pues ha hallado la causa de todo regocijo. La morada está abierta para ti, oh Nachiketa.
1.2.14. Nachiketa repuso: “Quiero que me digas lo que tú ves como ni esto ni aquello, ni efecto ni causa, ni pasado ni futuro”.
1.2.15. Yama respondió: “La Palabra de la que hablan todos los Vedas, buscada en ayunos y austeridades por muchos hombres, te va a ser revelada.
1.2.16. “Esa Palabra imperecedera significa lo más alto; el que conoce este Santo Verbo obtiene todo lo que desea.
1.2.17. “Esta es nuestra tabla de salvación, lo supremo de lo supremo. Quien conoce esta Santa Palabra es engrandecido en el mundo de Brahma.
1.2.18. “El Inteligente no nace ni muere. No brotó de nada ni nada brotó de él. El Antiguo es innato, eterno, imperecedero. No perece, aunque el cuerpo se corrompa.
1.2.19. “Si el que mata cree que es él quien mata, y si el que muere cree que es él quien muere, ambos no comprenden; pues ni uno mata, ni el otro muere a manos de nadie.
1.2.20. “El Ser, más pequeño que lo pequeño, más grande que lo grande, está escondido en el corazón de la criatura. El hombre que está libre de los deseos y el dolor, puede ver la majestad del Ser por la gracia del Creador.
1.2.21. “Aunque quieto, camina hasta lo lejos; aunque tendido en el suelo, llega a todas partes. ¿Quién, excepto yo, puede conocer a ese Dios que se regocija sin regocijarse?
1.2.22. “El sabio que conoce al Ser incorpóreo en el interior de los cuerpos, inmutable en medio de las cosas que cambian, grande y omnipotente, nunca sufre.
1.2.23. “Ese Ser no puede ser alcanzado leyendo los Vedas, ni tampoco ser comprendido o aprendido. Sólo aquél a quien el Ser perfecto escoge puede alcanzar su grandeza, pues el Ser ha escogido el cuerpo de ese hombre como el suyo propio.
1.2.24. “Pero quien no se aparte de la maldad, ni permanezca tranquilo y sumiso, jamás alcanzará el Ser, ni siquiera mediante el Conocimiento.
1.2.25. “¿Quién, entonces, conoce dónde está Él, en quien todo desaparece y en quien incluso la muerte es absorbida?
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