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Manual Espírita, la guía espiritista de Francisco I. Madero

El 20 de noviembre de 1910 estalló la revolución mexicana. Unos meses después, el 25 de mayo del 2011, Porfirio Díaz se presentó en la Cámara de Diputados para entregar su renuncia ante el pleno; y seis días después abordó el barco de vapor, el Ipiranga, encaminándose hacia su exilio en Europa. Desde ese 25 de mayo, el entonces secretario de Relaciones Exteriores, Francisco León de la Barra, fue quien asumió la presidencia interina, mientras se realizaban las elecciones. El 3 de mayo de ese mismo año, Francisco I. Madero formó el Partido Constitucionalista Progresista, plataforma que le permitió presentarse como candidato para la presidencia.

La contienda electoral se realizó en octubre y Madero resultó electo, con el 99% de los votos, por lo que, el 6 de noviembre, Madero asumió la presidencia de México. En esos mismos días, empezó a circular en las librerías y círculos intelectuales de México un pequeño libro titulado Manual Espírita. El libro había sido escrito de manera anónima, por una persona que firmaba como Bhîma, recordando al personaje mítico del texto épico Majábharata. La revista Helios, de corte espiritista anunció esta publicación como “una gran edición a precios mínimos a fin de divulgar los principios de nuestra excelsa filosofía[1]”; curiosamente, al lado de este anuncio, se encontraba una fotografía del recién electo Madero junto a su padre.

Se imprimieron 5,000 ejemplares del Manual Espírita de Bhîma, un número bastante considerable para el México de la época, y, aunque resumía un tema que había estado en boga por décadas, el libro pasó prácticamente desapercibido, y hoy se conocen pocas copias del texto publicado por Bhîma. Incluso, aunque en 1924, la Casa Editorial Maucci , en Barcelona, publicó un nuevo tiraje del Manual Espírita, se siguen conservando pocas copias de este mismo.

Aunque el deseo del autor del Manual Espírita era mantenerse en el anonimato, hoy en día, gracias a las investigaciones de archivo que se han realizado desde hace décadas, sabemos que Bhîma era uno de los dos pseudónimos que utilizó Francisco I. Madero cuando se dedicaba a escribir sobre temas de espiritismo y sobre la doctrina espírita. De acuerdo a la correspondencia que se conserva entre el revolucionario y sus familiares, amigos y colegas, el político mexicano buscó siempre mantener su anonimato, pues “Ud. sabe que en los actuales momentos políticos me perjudicará grandemente[2].

Y es que, aunque el espiritismo había acaparado la atención de un gran número de políticos e intelectuales, la iglesia católica, que aún tenía mucha influencia entre las y los mexicanos, se había dedicado a realizar fuertes críticas al espiritismo y a la doctrina espírita, pues atentaba contra los valores del catolicismo. De hecho, fue la misma iglesia, a través del partido católico y de los medios que controlaba, quién se burló en repetidas ocasiones de los rumores que corrían, sobre el espiritismo de Madero. De rumor en rumor, el espiritismo de Madero empezó a sonar en todos los rincones del país, aun así, el presidente no aceptó de manera pública su fe, para no perder el respeto de los y las mexicanas.

¿Qué tiene que ver el espiritismo con el yoga?

Lo creas o no, la doctrina espírita y, en especial, el Manual Espírita de Madero están fuertemente relacionados con el Yoga. Y no es que los espíritus realicen asanas (posturas) como Perro Boca Abajo o Chaturanga para comunicarse con los y las encarnadas, sino que gran parte de la doctrina contiene elementos del yoga ancestral. ¿Cómo?

Verás, existen varias similitudes entre la doctrina espiritista y el yoga. De alguna forma, parecería que el espiritismo desciende directamente del yoga (o quizá del hinduismo), pues ambas tienes concepciones muy similares entre sí. Ambas doctrinas hablan de la existencia de una fuerza sutil (o varias fuerzas) que permite que exista el universo y la vida; ambas doctrinas también aseguran que el alma es inmortal y que la finalidad de cada vida que vivimos es la de perfeccionar nuestro espíritu. Por otro lado, también aseguran que, conforme vamos perfeccionando nuestro espíritu (y aprendiendo a manipular las energías) vamos adquiriendo diferentes poderes sobrenaturales (siddhis) con los que podemos, entre otras cosas, mover objetos con la mente, controlar a otras personas, comunicarse con los muertos e, incluso, curar a las y los enfermos.

Para este punto, debes saber que, Charles Wilkins realizó la primera traducción del Bhagavad Gita al inglés en 1785; para 1801, Abraham Hyacinthe Anquetil-Duperron realizó la primera traducción de los Upanishads al latín[3]; traducción que fue retomada por Arthur Schopenhauer, quien publicó El Mundo como Voluntad y Representación en 1818, un libro en el que enaltece la filosofía de los Upanishads, abriendo la puerta para que un sinfín de intelectuales se interesaran en los textos, conceptos e ideas de la filosofía oriental.

Ahora, el boom del espiritismo llegó unos cuantos años después de que la filosofía de la India empezara a propagarse entre los pensadores de la época. Esta filosofía seguramente llegó a Kardec, quien retomó conceptos de varias religiones, y en especial de las hindúes, para desarrollar su doctrina espírita (aunque él diría que fue revelada por los espíritus) y publicar El Libro de los Espíritus en 1857. Y, gracias a las similitudes entre la doctrina espírita y los hinduismos, los y las adeptas al espiritismo voltearon su atención a los principales textos yóguicos e hindúes, principalmente el Bhagavad Gita y los Upanishads.

Francisco I. Madero se fijó especialmente en el Bhagavad Gita. Su interés en este texto fue tal, que todos los textos sobre espiritismo que escribió para las diferentes revistas espiritistas los firmó bajo el nombre de Arjuna, el guerrero protagonista del Bhagavad Gita. Pero el interés de Madero en el Gita no solo se puede comprobar por este hecho, también es importante mencionar que, el mismo Madero realizó una traducción del texto hindú, misma que fue publicada en el periódico Helios. Pero donde más se puede ver el aprecio que tenía Madero a este texto es en el Manual Espírita que escribió justo cuando estalló la Revolución Mexicana; y es que, a lo largo del libro, y en especial en la sección dedicada a la Moral, Madero retoma las ideas de Krishna, adaptándolas a la doctrina espírita y a la misma lucha que inició Madero con el Plan de San Luis.

Si te has adentrado en la filosofía tradicional del Yoga, seguramente sabrás que uno de los textos más importantes dentro de la escena del yoga (occidental) es el Bhagavad Gita; de hecho, en las certificaciones para maestras y maestros de yoga se nos suele enseñar que, el Bhagavad Gita es el primer libro[4] en el que se empieza a hablar sobre la práctica del yoga, pues Krishna le explica a Arjuna los diferentes caminos del yoga:

  • Karma Yoga: Unión a través de la acción; mismo que se da cuando se actúa ofreciendo habilidades, recursos, tiempo y energía sin interés en el resultado o reconocimiento, se purifica la mente y clarifica la naturaleza divina de nuestra existencia.
  • Jnana Yoga: Unión a través del conocimiento; se da a través del estudio de las escrituras, el auto-estudio y los cuestionamientos personales, mismos que conducen a la liberación.
  • Bhakti Yoga: Unión a través del amor o devoción; se da a través de la devoción a lo Divino, a través de la fe.

El Bhagavad Gita inicia con el conflicto moral al que llega Arjuna en el campo de batalla, pues debe combatir contra sus amigos y familiares; ante esta encrucijada, Krishna le explica al guerrero que el deber está más allá de cualquier otro conflicto, por lo que es importante que cumpla con su deber sin importar el conflicto moral. Por otro lado, en el capítulo dedicado a la Moral Espírita, Bhîma retoma cuatro puntos muy importantes: Todas las almas deben dedicarse a Dios y al estudio para poder evolucionar; además, debe de hacer todo lo posible por ayudar a los y las demás dedicando todas sus acciones a la Divinidad. Estos tres puntos se relacionan de manera directa con el Bhakti Yoga, el Jnana Yoga y el Karma Yoga que menciona Krishna en el Bhagavad Gita.

El cuarto punto que retoma Madero en el capítulo es el del cumplimiento del deber. Bhîma asegura que toda alma no solo debe trabajar para ayudar a la familia o sociedad en la que vive, sino que tiene un deber con su patria, pues es el territorio en el que se encuentran las almas afines a la persona. Por lo mismo, las almas que busquen continuar su crecimiento deben de hacer lo posible para que su patria y sus gobernantes sean justos. Y, al tener un deber con la patria, todas las personas debemos de hacer todo lo posible, lo que incluye iniciar una revolución o derramar la sangre de inocentes, con tal de que la patria sea protegida de la corrupción. De alguna forma, parafraseó las ideas de Krishna, aplicándolas a la revolución que inició en 1910.

El Manual Espírita de Madero es, de cierta forma, una reinterpretación, hasta cierto punto, de los Yogas que explica Krishna en el Gita. Ambos textos están estrechamente relacionados por los conceptos morales, por los caminos que debe seguir el alma y por las doctrinas que contienen las mismas. En lo personal, creo que, este Manual Espírita es una pieza muy interesante para quienes queremos profundizar nuestro conocimiento sobre el yoga tradicional y occidental; y es que, al haberse visto influenciado por el Bhagavad Gita, uno de los textos más icónicos entres las y los practicantes contemporáneos, nos permite abordar las enseñanzas de Krishna desde un nuevo punto de vista. Además, es una guía que nos ayudará a entender la manera en la que el Yoga llegó a Occidente, y en especial a México, y adentrarse en uno de los movimientos que influenciaron fuertemente en la creación de la doctrina del yoga que practicamos hoy en día en Occidente.

A continuación, podrás encontrar una transcripción el Manual Espírita de Bhîma. Esta transcripción está basada en la edición original de 1911 que se encuentra en el archivo del Centro de Estudios de Historia de México Carso. El texto se encuentra íntegro y solo se le modificaron algunos acentos y comas que ya no se usan en el lenguaje coloquial, buscando mantener las ideas de Madero lo más íntegras posible.

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[1] Mayo, C. M., & Madero, F., I. (2014). Odisea metafísica hacia la Revolución Mexicana: Francisco I. Madero y su libro secreto, Manual espírita (Spanish Edition). Dancing Chiva.

[2] Carta que envió al presidente de la Junta Permanente del Segundo Congreso Espiritista, fechada el 26 de septiembre de 1909.

[3] Basándose en la traducción que realizó Dara Shiko al persa en 1640, por encargo del hijo del emperador Shah Jahan.

[4] También se nos habla de los Vedas y los Upanishads, que son anteriores al Gita (aunque no todos los Upanishads son necesariamente anteriores), pero en ellos no se profundiza o se habla a detalle sobre lo que es la práctica de Yoga; y, aunque en el Gita tampoco se profundiza mucho, sí se da algo de noción sobre la práctica, explicando la finalidad y el camino de cada uno de ellos.

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