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Samsara: Definición, Significado y Origen

Encontrar la salvación del sufrimiento inherente a la vida humana ha sido el núcleo de la búsqueda espiritual del yoga. Ya sea liberándonos de emociones negativas, dolor físico y agitación mental, el yoga nos brinda las herramientas para romper con nuestros ciclos de sufrimiento. En última instancia, escapar del samsara (el ciclo interminable de nacimiento, muerte y renacimiento) es el núcleo del camino de un yogui o yoguini para liberarse del sufrimiento.

¿Qué es el samsara?

El término sánscrito samsara se traduce como “deambular” o “deambular sin rumbo”. Samsara es el concepto de reencarnación, una existencia cíclica donde nuestro espíritu o alma individual queda atrapado en una rueda interminable de vida, muerte y renacimiento.

Los yoguis creen que el alma se reencarna una y otra vez a menos que haya alcanzado moksha o liberación. El concepto de reencarnación existe desde la antigüedad y forma parte de las creencias del budismo, el jainismo y el sijismo.

Estas tradiciones describen el samsara como un estado cíclico en el que no tenemos más remedio que experimentar dolor, tristeza y frustración. Sin embargo, tenemos la oportunidad de elegir cómo respondemos a nuestras experiencias de vida actuales. La próxima encarnación de la vida de uno depende del karma adquirido en la vida actual y anterior. Si no elegimos sabiamente, acumulamos más mal karma, lo que nos atrapará aún más en este ciclo de sufrimiento.

En las tradiciones hindú y yoga, samsara es un viaje del atman, la conciencia pura del Ser universal, a través de varios cuerpos, reinos y estados del ser. La única manera de liberarse del ciclo interminable de la reencarnación es alcanzar moksha o iluminación.

Samsara, karma y apego

El apego, el deseo, la aversión y la ignorancia son las causas fundamentales del sufrimiento y la creación de actos kármicos negativos. Acumulamos karma positivo y negativo en función de nuestros pensamientos, palabras y acciones. Si hemos acumulado suficiente karma negativo, renaceremos en reinos inferiores de existencia. Si hemos acumulado suficiente karma positivo, eventualmente alcanzaremos planos de existencia más elevados.

La acumulación de karma y el fortalecimiento del apego ata y enreda la jiva o alma individual en una red o “mar de samsara”, que nos lleva a más sufrimiento. Pero cuando practicamos yoga, comenzamos a ver estos patrones de apego y aversión a medida que surgen dentro de nosotrxs. Mientras permanezcamos apegadxs a la vida, experimentaremos repetidos nacimientos y muertes. Pero cuando dejamos de lado los apegos, nos liberamos del sufrimiento y podemos comenzar a liberarnos del ciclo de la reencarnación. Esto conduce a la libertad o moksha, el objetivo final de unir a jiva con Brahman, el alma universal.

Origen del samsara

El concepto de samsara se discutió por primera vez en los primeros textos de los Upanishad, pero no fue una filosofía completamente formada hasta aproximadamente el siglo V a.C. Pronto se convirtió en un concepto central en todas las religiones y filosofías orientales indias en desarrollo. El Bhagavad Gita, compuesto en el siglo II a. C., explicó y vinculó con más detalle el concepto de samsara con las prácticas de yoga.

Este Ser nunca nace ni perece jamás; ni habiendo llegado a existir volverá a dejar de ser. No tiene nacimiento, es eterno, no cambia, siempre es el mismo (no se ve afectado por los procesos habituales asociados con el tiempo). No se mata cuando se mata el cuerpo. Así como un individuo que abandona una vestimenta destartalada se pone ropa nueva, así el alma encerrada en un cuerpo, abandonando las habitaciones corporales deterioradas, entra en otras que son nuevas. —El Bhagavad Gita (2:20-22)

Samsara, maya y avidya

Maya (ilusión o ignorancia) son nuestros recuerdos, percepciones, juicios y otras distorsiones psicológicas del mundo que nos rodea. Este sentido distorsionado de la realidad se presenta como el sentido de separación entre el yo y el universo y el filtro psicológico que colorea nuestras experiencias. Maya refuerza el ego, fortalece los apegos y define nuestra historia individual. Así, maya perpetúa nuestro sufrimiento y también hace que sea difícil ver y descubrir la fuente de nuestro sufrimiento.

Avidya tiene un significado similar, pero es diferente del concepto de maya. Maya es un estado universal de ilusión, mientras que avidya es ignorancia espiritual. Avidya es la idea errónea de nuestra verdadera realidad, la creencia de que lo temporal es eterno, lo impuro es lo puro y el placer es doloroso. Esta representación falsa y distorsionada de la realidad es la klesha primaria, los patrones mentales que crean sufrimiento y nos atan al samsara.

La ignorancia nos mantiene atrapados en las ilusiones de la mente. Tan pronto como reconocemos que estas construcciones mentales son falsas, nos liberamos de las cadenas de avidya. Quitar estos velos de ignorancia y engaño nos permite ver la verdad, que es que todos estamos interconectados. Cuanto más quitamos estos velos, más nos acercamos a la iluminación.

Samsara y moksha

Moksha es el camino de la liberación del sufrimiento y el logro de la autorrealización. Es un estado de conciencia pura donde no hay separación entre uno mismo y lo divino. Moksha es la única manera de liberarse del ciclo continuo de nacimiento y muerte.

Si bien el buen karma, la práctica espiritual y la devoción a lo divino pueden ayudarnos a liberarnos de los ciclos de renacimiento, en última instancia, debemos trabajar para lograr moksha. Para alcanzar este estado de liberación, necesitamos purificar nuestra mente a través de la meditación, la devoción y la contemplación. Moksha es el camino principal para liberarse del ciclo interminable del samsara y alcanzar la libertad y la liberación.

Práctica de yoga para el samsara

El objetivo principal del yoga es liberarnos del ciclo del samsara, pero ésta es una práctica increíblemente difícil. El yoga nos enseña a dejar de lado nuestros deseos y apegos egoístas y abrazar la verdad de que no hay separación entre nosotros y todo lo demás; somos uno con todo. Esto se logra mediante el cultivo de la sabiduría (prajna), la compasión (karuna), la autoindagación (viveka) y la ecuanimidad (upeksa).

Más importante aún, el yoga nos enseña a aceptar y deleitarnos en el juego del samsara en lugar de renunciar a él. Aprendemos a vivir en armonía con los ciclos de la naturaleza, a vivir el aquí y ahora y a disfrutar cada momento de nuestras vidas.

Conclusión

El yoga fue creado como un camino hacia la liberación del sufrimiento, ya sea que eso signifique encontrar una vida mejor en el mundo o escapar del ciclo de muerte y renacimiento. A través de la práctica regular, desarrollamos las habilidades necesarias para liberarnos de las ataduras del karma, eliminar las causas del sufrimiento y lograr moksha.

Incluso a nivel intelectual, podemos beneficiarnos al aprender y comprender la filosofía del samsara. Comprender la mecánica de la reencarnación nos ayuda a dar un paso atrás y ver cómo nuestras acciones afectan nuestras vidas futuras y cómo nuestros actos kármicos y vidas pasadas afectan nuestros patrones psicológicos y sufrimiento mental. Conocer el samsara nos da una mayor perspectiva de la vida cotidiana y nos ayuda a comprender por qué hacemos lo que hacemos. También nos motiva a llevar una vida virtuosa, los actos de buen karma y las búsquedas espirituales contribuyen a un futuro mejor, ya sea en esta vida o en vidas futuras.

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