La historia y simbolismo de Shiva-Shakti en el yoga
La narración de la historia de Shiva y Shakti en el contexto del Tantra y el yoga contemporáneo es utilizada para describir la interacción de nuestro cuerpo y nuestra energía en la búsqueda de la iluminación. Se trata de una historia que aborda la dualidad y la búsqueda de la plenitud a través de nuestra energía primordial. Es un viaje y una travesía.
Las antiguas sectas tántricas empleaban esta historia para guiar a sus discípulos por el camino correcto. Pero, ¿quiénes son estas deidades?
Shiva es uno de los principales dioses del hinduismo y forma parte de la trimurti, la trinidad hindú, junto con Vishnú y Brahma. Su nombre significa “el benévolo”, “el amistoso” o “el propicio”, y representa al dios destructor y regenerador del universo. También está asociado con lo primordial, la tranquilidad y la ausencia.
Explicar quién es Shakti resulta más complejo, ya que no se trata de una deidad concreta. Shakti representa la energía femenina y es considerada la Gran Diosa entre todas las diosas. En el Tantra, Shakti es la que da vida a todo lo que existe. Además, en el hinduismo, se cree que todas las deidades femeninas son reencarnaciones o representaciones de Shakti.
Además, el término “Shakti” puede hacer referencia a la parte femenina que los dioses masculinos pueden poseer. Esto también se aplica a la inversa, ya que existe un aspecto masculino llamado “Deva” que puede manifestarse en una deidad femenina.
Shiva y Shakti, por lo tanto, son complementarios y se encuentran en polos opuestos. Si Shakti representa el cambio, Shiva encarna la pasividad. Shakti es la fuerza creadora y el movimiento, mientras que Shiva representa la conciencia.
En otro plano, ambos están unidos, pero en este se encuentran separados y deben encontrarse para hacer el amor. En este sentido, es Shakti quien debe acercarse a Shiva, y no al revés.
La historia de Shakti y Shiva relata que la diosa se encuentra dormida en la base de nuestra columna vertebral, en el hueso sacro o en el primer chakra, también conocido como chakra raíz. Cuando despierta, se transforma en una diosa y emprende un viaje ascendente hacia energías superiores, los chakras. Al llegar al último chakra, el chakra corona, se encuentra con su amado Shiva, quien está dormido en una flor de loto. Aquí, Shakti representa la energía Kundalini, mientras que Shiva personifica la conciencia, la cual está en estado latente y necesita despertar.
Para despertarlo, Shakti baila para él y, a través del amor de su danza, logra que Shiva abra los ojos. Entonces, ambos se unen en el baile y, al hacer el amor, se fusionan en un solo ser. Esta unión simboliza una boda mística en la que lo masculino y lo femenino se unen para crear un ser andrógino, restableciendo así la unidad primordial.
El significado de Shiva y Shakti en el Tantra es claro y se diferencia de otros relatos más complejos que se encuentran en los textos tántricos y pueden resultar difíciles de comprender para las y los principiantes.
Esta historia es un viaje que explora cómo despertar gradualmente nuestra conciencia espiritual utilizando la energía vital. Es un recorrido a través del cuerpo en busca de un fin espiritual y último.
Para despertar a Shiva, necesitamos a Shakti. Aquí es donde convergen todas las polaridades: lo espiritual y lo corporal, la creación y la destrucción, la existencia y el vacío, la energía y la pasividad, lo femenino y lo masculino. Son opuestos, y es el principio primordial de la energía el que debe seguir a la conciencia, y no al revés.
Shakti es la Kundalini, la energía primordial enroscada que se eleva a otro plano, el plano de la comprensión, y se abre a aspectos más elevados. Es en ese estado elevado donde Shiva y Shakti hacen el amor.
Esta unión da lugar a una conciencia superior que se transforma en luminosidad y plenitud. Ambos, la energía primordial y la conciencia superior, atraviesan el séptimo chakra, ascienden y regresan a la fuente primordial, fusionándose en unidad.
Para lograr esto, primero debemos despertar a Shakti, recordando que también estaba dormida. Es decir, debemos activar nuestra energía femenina. Cuando Shakti despierta, deja de ser una serpiente enroscada y, al elevarse, se convierte en una hermosa y poderosa diosa que asciende a través de nuestros centros de energía uno a uno. En cada chakra, despierta y se une con las divinidades correspondientes. Esto significa que la Kundalini, al ascender, desbloquea y activa los chakras. Esta energía vital recorre nuestra columna vertebral y llega a la corona espiritual. Ese es el objetivo final. Por lo tanto, la historia de Shiva y Shakti es un viaje en el que primero despertamos la energía vital, lo corporal y las sensaciones, lo cual crea un equilibrio con lo no corporal y, finalmente, nos lleva a alcanzar una conciencia plena. Luego atravesamos el último chakra y llega la luz.