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8 Mitos sobre la meditación y la realidad detrás de ellos

Hace poco comía con una amiga y, durante la plática, me comento que con tanto trabajo su mente estaba más que llena de cosas y necesitaba algún remedio para calmarla y descansar mejor. Antes de que yo mencionara la meditación, ella empezó a hablar de ella y sobre los beneficios de esta; pero… “Mi mente es tan acelerada que yo no puedo meditar. Además, tengo muy poco tiempo como para dedicarme una hora a meditar”. Fue ahí cuando me adelanté y le mencioné que todo eso que me decía no eran más que mitos sobre la meditación, pues la meditación no requiere mucho tiempo y tampoco necesitas tener una mente tranquila para hacerlo.

Hallarse en un estado de ausencia deliberada de pensamiento es tanto concentración como meditación. – B.K.S. Iyengar (El Árbol del Yoga)

Para que mi amiga, y todo el mundo, conozca más sobre la meditación y entiendan más sobre esta disciplina, me decidí a compartir(te/le) estos 8 Mitos sobre la meditación y la realidad detrás de ellos.

1. La meditación es para gente de mente tranquila

Retomando el ejemplo que puse en la introducción, muchísima gente cree que la meditación es únicamente para gente de mente tranquila; a fin de cuentas, si meditar consiste en “dejar de pensar”, el tener una mente dispersa evitará que puedas sentarte a meditar. Pero este no es más un simple mito, el prejuicio más grande que existe sobre la meditación.

La verdad: Aunque meditar sí requiere de acallar las fluctuaciones de la mente, esto no quiere decir que necesites que tu mente sea la más tranquila del mundo para hacerlo. De hecho, todo mundo puede meditar, sin importar de cómo sea su mente; porque, al final, meditar te llevará poco a poco a calmar la mente, por lo menos en los momentos en los que medites. La meditación te irá ayudando a controlar la mente, lo único que requieres es un poco de disciplina.

2. Se necesita mucho tiempo para meditar

Por otro lado, las personas suelen negarse a meditar, afirmando que esta es una disciplina exigente y absorbente; que necesitas muchísimo tiempo para sentarte a meditar. Y sí, meditar por una o dos horas al día podrían llevarte a alcanzar la iluminación y el bienestar mental. Pero seamos honestxs, ni el Dalai Lama debe tener tanto tiempo para meditar. Además, para empezar a disfrutar de los beneficios de la meditación no necesitarás meditar por tanto tiempo.

Meditación es integración: hacer que las partes desintegradas del hombre se vuelvan una de nuevo. – B.K.S. Iyengar (El Árbol del Yoga)

La verdad: No necesitas mucho tiempo para meditar. De hecho, puedes dedicar unos cinco minutos al día para empezar a meditar (créeme, cuando vas empezando esto ya es demasiado tiempo) y, quizá, ir subiendo poco a poco el tiempo hasta realizarlo por unos quince o veinte minutos.  

 3. Meditar es reflexionar mucho sobre un tema específico

En el ámbito laboral he escuchado a un sinfín de colegas decir “déjame meditarlo” cuando se les proponen alguna idea o les cuestionan las suyas. Lo usan como un sinónimo de pensar profundamente en un tema, en otras palabras, darle vueltas al asunto o consultarlo con la almohada.

La verdad: Aunque el centrarte en un objeto podría ayudarte a meditar, la idea de la meditación no es realmente el concentrar la mente en él. De hecho, la meditación requiere que sueltes toda tu concentración, pero evitando colgarte de los pensamientos que van surgiendo en la mente, esos que buscan atraer tu atención (y que suelen generarte aflicciones). Ahora, si centras tu atención en una idea, buscando encontrar los pormenores de la misma, realmente estarás divagando, pero con un foco de concentración; por lo tanto, no estarás meditando.

4. Para meditar debes tener la mente en blanco

Así como la gente cree que meditar es sinónimo de darle vueltas al asunto, también se piensa que meditar es poner la mente en blanco. Pero… ¿Qué significa realmente poner la mente en blanco? Cuando empiezas a pensar que debes poner la mente en blanco, en vez de ponerla en blanco estás pensando. Después te terminarás frustrando por la paradoja de que estás pensando en que no debes pensar y tener una mente en blanco

Quien conoce el arte de la relajación también conoce el de la meditación. – B.K.S. Iyengar (Luz Sobre la Vida)

La verdad: Realmente la gente siempre estará creando nuevos pensamientos. Por lo mismo, lo que buscamos con la meditación es permitir que los pensamientos lleguen y se vayan sin colgarnos de ellos. Lo más fácil, para evitar engancharnos a los pensamientos es centrar nuestra atención en un objeto de atención, mismo que puede ser nuestra respiración o un mantra, entre otros. Y, después de mucha práctica, tu mente empezara a mostrarse en blanco (sin que los pensamientos se crucen frente a ti); en otras palabras, la mente en blanco es una consecuencia de la meditación, no el proceso de la misma.

5. Debes meditar en un lugar tranquilo (de preferencia rodeado de naturaleza)

Si la meditación busca acallar las fluctuaciones mentales, tenemos que evitar todas las distracciones de la vida. Por lo mismo, lo mejor sería sentarnos a meditar en un lugar tranquilo, en el que no se sienta el caos del día a día. ¿Qué mejor si lo podemos hacer en medio de la naturaleza? A fin de cuentas, ahí podemos respirar la paz de nuestro mundo.

La verdad: Aunque meditar en un lugar tranquilo y rodeado de naturaleza sí puede ayudarnos a evitar distracciones, no es realmente necesario meditar en este tipo de lugares. De hecho, si lo deseas puedes meditar en el transporte público, en la oficina o en medio del tráfico. Basta con que encuentres un momento en el que puedas desconectarte unos segundos o minutos y dedicarte a la meditación.

6. Solo puedes meditar al despertar o antes de irte a dormir

Una amiga publicó un post en Instagram en el que habla el por qué ella medita a las 5 de la mañana. En el post afirma que la madrugada es el mejor momento para meditar porque es cuando la mente y la ciudad se encuentran completamente en calma; por ende, es mucho más fácil acallar los pensamientos. Y como ella, un montón de libros y blogs hablan sobre la importancia de meditar en la mañana, justo al despertar, o al acostarte, para ayudarte a dormir.

Todos Sabemos que donde la paz interior es realmente desafiada no es en la sala de meditación, sino en la vida cotidiana y en el ámbito de las relaciones. – Dr. Richard Miller (Yoga Nidra)

La verdad: Aunque sí ayuda mucho el meditar en la mañana, no es necesario hacerlo a esa hora. De hecho, cualquier momento es bueno para sentarte a meditar.

7. Meditar te enfrentará a tus demonios

Otro pretexto muy común para no meditar es el hecho de que meditar puede sacar todos tus demonios a flote. Y nadie quiere enfrentarse a sus demonios. ¿Cómo es esto posible? Bueno, según estas personas, al meditar tu mente puede empezar a crear pensamientos cuyos protagonistas son esos demonios que viven escondidos en lo más obscuro de tu mente.

La verdad: La mente generara esos pensamientos tóxicos en cualquier momento del día; la diferencia es que, cuando estás meditando no tienes tantas distracciones y, si lo permites, podrías terminar enganchándote a esos pensamientos. Sin embargo, la meditación busca enseñarte a no engancharte de ningún pensamiento (positivo o negativo), ayudándote a evitar que tus demonios te afecten.

8. La meditación es únicamente para gente espiritual

No es para nadie un secreto, solo las personas espirituales o que buscan la iluminación meditan. Solo a través de la meditación podemos entrar en un trance para alcanzar el Nirvana o el Samadhi, o como lo quieras llamar. Y, si no quiero alcanzar la iluminación, no tienes por qué meditar.

La persona que medita se haya libre del tiempo. – B.K.S. Iyengar (El Árbol del Yoga)

La verdad: Aunque la meditación sí ha sido usada por un gran número de filosofías y religiones para ayudarles a alcanzar la iluminación (o el concepto que se tenga de esta), la realidad es que la finalidad de la meditación no es únicamente la espiritualidad; la principal función de la meditación es acallar la mente y, por lo tanto, cualquier persona puede practicarla, sin importar de su forma de pensar y de entender la vida (y al Universo).

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