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Nadabindu Upanishad, la naturaleza del mantra y Atman

También conocido como Nadabindu Upanishad (sánscrito: अमृतनादबिन्दु उपनिषद), el Nadabindu Upanishad (sánscrito: नादबिन्दु उपनिषत्) es uno de los 20 Yoga Upanishads y pertenece a los Upanishads menores. Este breve texto, escrito entre el siglo I a.C. y el III d.C., empieza explicando el OM (AUM) y sus propiedades rajásicas y tamásicas. Continúa explicando la naturaleza de los mantras y el cómo es que el yogi puede alcanzar el conocimiento del Atman o del Ser, contemplando el OM y absorto en los mantras. Es un breve resumen de la parte práctica de la doctrina/filosofía Vedanta.

Cabe mencionar, que se han encontrado diferentes versiones manuscritas del Nadabindu Upanishad, mismas que varían ligeramente entre ellas, especialmente en los términos utilizados; por ejemplo, la versión de Calcuta se diferencia de las de Poona pues reemplazan el término Dhriti con Dhruva y Mauni por Nari. Esto ha hecho que, las traducciones al inglés, y posteriormente al español, puedan ser un poco más complejas entre ellas.

A continuación, encontrarás los 56 versos que conforman el Nadabindu Upanishad. Esta traducción al español del Nadabindu Upanishad está basada en el la traducción de K. Narayanaswami Aiyar, incluída en Thirty Minor Upanishads (1974) y fue recopilada por oshogulaab.com. Si quieres consultar el texto íntegro, con su versión AITS (Alfabeto internacional de transliteración sánscrita) y en español, puedes descargar el PDF original dando clic aquí.

Nadabindu Upanishad o Amrita Nada Bindu Upanishad

¡Om! Que mi palabra se apoye en (o concuerde con) el pensamiento,
Que mi pensamiento se apoye en la palabra.
¡Oh ser que resplandeces por ti mismo, revélate a mí!
Ojalá que ambos (pensamiento y palabra) me traigan a los Vedas,
Ojalá que jamás se vaya de mí lo que he escuchado.
Con este estudio uniré (o eliminaré la diferencia entre) noche y día
Diré lo que es verdad verbal, diré lo que es verdad mental.
Que Aquello (Brahman) me proteja, que Aquello proteja al que habla (el maestro),
Que me proteja Aquello, que proteja Aquello al que habla.
¡Om! ¡Paz en mí, paz alrededor mío, paz en las fuerzas que actúan sobre mí!

1. Se considera que la letra “A” es el ala derecha (del pájaro OM); “U” la izquierda; “M” la cola, y el ardha-matra (media unidad) es su cabeza.

2. Las cualidades (rajásicas y tamásicas) son desde los pies hacia arriba (del lomo); sattva es su cuerpo (principal); se considera a dharma su ojo derecho, y a adharma el izquierdo.

3. El Bhur-loka está situado en sus pies, el Bhuvar-loka está en sus rodillas; el Suvar-loka en el lomo, y el Mahar-loka en el ombligo.

4. En el corazón está situado el Jana-loka; Tapo-loka está en la garganta y Satya-loka en el centro de la frente, en medio de las cejas.

5. Luego se explica el matra (o mantra) que está más allá del sahasrara (el de mil rayos), sí, hay que explicarlo.

6. El adepto en yoga que así cabalga a (el pájaro) Hamsa (es decir el que medita en el Om), no se ve afectado por las influencias kármicas o por decenas de millones de pecados.

7. El primer mantra tiene como devata (deidad presidente) a Agni; el segundo tiene como devata a Vayu; el siguiente matra es resplandeciente como la esfera del Sol, y el último, o Ardha-matra pertenece a Varuna (la deidad presidente de las aguas), como lo saben los sabios.

8. Cada uno de estos mantras tiene tres kalas (partes). A esto se lo llama Omkara. Hay que conocerlo mediante los dharanas (concentraciones) en cada uno de los doce kalas (o variaciones de los mantras producidos por la diferencia de svaras o entonaciones).

9., 10. Y 11. El primer mantra se llama ghosini, el segundo vidyunmali (o vidyunmatra); el tercero, patangini; el cuarto, vayuvegini; el quinto, namadheya; el sexto, aindri el séptimo, vaishnavi; el octavo, sankari; el noveno, mahati; el décimo, dhriti (dhruva); el undécimo nari (mauni) y el duodécimo, brahmi.

12. Si una persona llega a morir durante el primer matra (o sea mientras medita en él), nace de nuevo como un gran emperador en Bharata Varsha (India)

13. Si muere en el segundo matra, se convierte en un yaksha ilustre; si muere en el tercer matra, en un vidyadhara; si muere en el cuarto, en un gan-dharva[1]

14. Si llega a morir en el quinto, o sea en Ardha-matra, vive en el mundo de la Luna y allí es muy glorificado con el rango de deva.

15. Si muere en el sexto, se funde en Indra; si en el séptimo, alcanza la sede de Vishnu; si en el octavo, va con Rudra, señor de todas las criaturas.

16. Si en el noveno, llega al Mahar-loka; si en el décimo, al Jana-loka; si en el undécimo, al Tapo-loka, y si en el duodécimo, alcanza el estado eterno de Brahma.

17. Aquello que está más allá de estos (a saber) Parabrahman, el que está allende (los mantras enunciados), el puro, el omnipenetrante que está más allá de los kalas, por siempre resplandeciente y fuente de todos los jyotis (luces), es lo que hay que conocer.

18. Cuando la mente va más allá de los órganos y las gunas, y queda absorta sin poseer existencia separada ni acción mental, entonces (el guru) ha de instruirle (acerca de su futuro sendero de desarrollo).

19. Esa persona dedicada permanentemente a la contemplación y absorta en ella siempre, debe dejar gradualmente su cuerpo (o familia) siguiendo la vía del yoga y evitando toda relación con la sociedad.

20. Entonces, libre de las ataduras del karma y de la existencia en condición de jiva, ya puro goza de la bienaventuranza suprema alcanzando el estado de Brahman.

21. Inteligente varón, pasa siempre tu vida en el conocimiento de la bienaventuranza suprema, gozando todo tu prarabdha (la porción de karma pasado que se está experimentando) sin quejarte de él en modo alguno.

22. Incluso después de que ha despertado Atma-jñana (el conocimiento de sí o de Atman), el prarabdha no se va, pero el prarabdha ya no se siente luego del despertar del tattva-jñana (conocimiento de tattva o Verdad), porque el tiempo y otras cosas son asat, como son las cosas vistas en sueños para el que se despierta.

23. (La parte de) el karma que se ha efectuado en anteriores nacimientos y que se llama prarabdha no afecta en absoluto a la persona (que es tattva-jñani) pues para él no habrá renacimiento. Tal como es irreal el cuerpo que existe en los sueños, así es este cuerpo.

24. ¿Cómo puede renacer una cosa ilusoria? ¿Cómo puede tener existencia algo que no tuvo nacimiento?

25. Tal como la arcilla es causa material de la vasija, aprendemos del Vedanta que ajñana es la causa material del universo; cuando ajñana cesa de existir, ¿dónde queda entonces el Cosmos?

26. y 27. Tal como una persona toma por confusión a una soga por una serpiente, así el necio que no conoce a Satya (la verdad eterna) ve al mundo (como algo verdadero). Cuando sabe que se trata de una soga, la idea ilusoria de la serpiente desaparece.

28. y 29. Entonces, cuando reconoce al sustrato eterno de todo y (por lo tanto) el universo entero se le vuelve vacío, ¿dónde estará su prarabdha, dado que el cuerpo es parte del mundo? Por lo tanto, se acepta la palabra prarabdha (sólo) para esclarecer al ignorante.

30. Luego, cuando con el transcurso del tiempo el prarabdha se ha consumido, el sonido ─ nada resultante de la unión del pranava con Brahman, que es en sí el esplendor absoluto y que es el que otorga todo bien, brilla como el sol cuando se disipan las nubes.

31. El yogi que permanece en (la postura) siddhasana y practica el vaishnavi mudra debe escuchar permanentemente el sonido interior ─ nada con el oído derecho.

32. Este sonido con que practica lo vuelve sordo a todos los sonidos exteriores. Al haber vencido todos los obstáculos, entra en el estado de turya dentro de quince días.

33. Al principio de su práctica escucha varios sonidos intensos. Éstos aumentan gradualmente de tono y se escuchan de forma cada vez más sutil.

34. Al principio los sonidos son como los que producen el océano, las nubes, los tambores y las cataratas; en el (estado) intermedio, como los que produce el mardala (un instrumento musical) y las abejas. Así pues, va escuchando muchos sonidos como esos, cada vez más sutiles.

35. En el último estado, como los que producen los cascabeles, la flauta, la vina (un instrumento musical) y las abejas. Así pues, va escuchando muchos sonidos como esos, cada vez más sutiles.

36. Cuando llega al estado en que se escucha el sonido de los grandes tambores, debe tratar de distinguir sólo los sonidos más y más sutiles.

37. Puede cambiar su concentración del sonido denso al sutil, o del sutil al denso, pero no debe dejar que su mente se derive a otros.

38. La mente, que al principio se concentraba en un sonido cualquiera, se adhiere a él firmemente y se absorbe en él.

38. Se torna insensible a las impresiones externas y se unifica con el sonido como la leche en el agua y después se absorbe rápidamente en el chidakasha (el akasha en que prevalece chit)

40. El yogi, indiferente hacia todos los objetos y luego de controlar sus pasiones, a través de la práctica continua debe concentrar su atención en el sonido que aniquila la mente.

41. Después de abandonar todo pensamiento y quedar libre de toda acción, debe concentrar siempre su atención en el sonido y (entonces) su chitta quedará absorbido en él.

42. Tal como la abeja bebe (sólo) la miel sin importarle el perfume, así el chitta que está siempre absorto en el sonido no ansía los goces sensuales, pues está ligado por el dulce perfume del nada y ha abandonado su naturaleza tornadiza.

43. Al escuchar el nada, la serpiente que es chitta queda completamente absorbida en él, y volviéndose inconsciente de todo, se concentra en el sonido.

44. El sonido cumple la finalidad de filoso garfio para controlar el elefante enloquecido que es el chitta, que se pasea por el jardín de placer de los objetos sensuales.

45. Cumple la finalidad de trampa para capturar al ciervo que es chitta. También cumple la finalidad de la costa contra las olas del océano de chitta.

46. El sonido que proviene del pranava, que es Brahman, tiene naturaleza de esplendor; en él queda absorbida la mente; esa es la Sede suprema de Vishnu.

47. El sonido permanece hasta tanto exista la noción de akasha (akasha sankalpa). Más allá de ésta se halla el Parabrahman insonoro (ashabda) que es Paramatman.

48. La mente existe en tanto haya sonido, pero con el cese (del sonido) se produce el estado unmani de manas (es decir el estado de existir por encima de la mente). Este sonido se absorbe en el akshara (indestructible) y el estado insonoro es la Sede suprema.

49. La mente junto con el prana (vayu) cuyas afinidades kármicas quedaron destruidas por constante concentración en el nada, queda absorbida en el Uno inmaculado, de ello no cabe duda.

50. Muchas miríadas de nadas y muchas más de bindus quedan absorbidas en el sonido del Brahma-pranava.

51. Liberado de todo estado y de todo pensamiento, el yogi queda como quien ha muerto. Es un mukta, de ello no cabe duda.

52. Luego de eso ya no vuelve a oír más los sonidos de la caracola o del dundubhi (gran tambor).

53. En el estado unmani, el cuerpo en verdad queda como un leño y no siente calor ni frío, ni alegrías ni pesares.

54. El chitta del yogi que ha abandonado la fama y el escarnio se encuentra en samadhi por encima de los tres estados.

55. Libre de los estados de vigilia y sueño, alcanza su estado verdadero.

56. Cuando la vista espiritual queda fija sin que se vea objeto alguno, cuando el vayu (prana) queda quieto sin ningún esfuerzo, y cuando el chitta queda firme sin soporte alguno, él adquiere la forma del sonido interno de Brahma-pranava.

Así dice el upanishad.

¡Om! Que mi palabra se apoye en (o concuerde con) el pensamiento,
Que mi pensamiento se apoye en la palabra.
¡Oh ser que resplandeces por ti mismo, revélate a mí!
Ojalá que ambos (pensamiento y palabra) me traigan a los Vedas,
Ojalá que jamás se vaya de mí lo que he escuchado.
Con este estudio uniré (o eliminaré la diferencia entre) noche y día
Diré lo que es verdad verbal, diré lo que es verdad mental.
Que Aquello (Brahman) me proteja, que Aquello proteja al que habla (el maestro),
Que me proteja Aquello, que proteja Aquello al que habla.

¡Om! ¡Paz en mí, paz alrededor mío, paz en las fuerzas que actúan sobre mí!

Así finaliza el Nadabindu upanishad, perteneciente al Rig Veda.

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[1] Estas son las tres huestes celestiales.

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