Varaha Upanishad: Primer Adhyaya

En el primer Adhyaya o Capítulo del Varaha Upanishad (sánscrito: वराह उपनिषत्), Vishnu se presenta, en su avatar Varahna (jabalí), ante el sabio Ribhu, con quien empieza a hablar sobre la naturaleza del mundo físico. En este capítulo, Bhagavan (Dios) le habla y enumera los 96 tattvas o principios de realidad.

A continuación, encontrarás los 17 versos que conforman el Primer Adhyaya del Varaha Upanishad. Esta traducción al español del Varaha Upanishad está basada en el la traducción de K. Narayanaswami Aiyar, incluída en Thirty Minor Upanishads (1974) y fue recopilada por oshogulaab.com. Si quieres consultar el texto íntegro, con su versión AITS (Alfabeto internacional de transliteración sánscrita) y en español, puedes descargar el PDF original dando clic aquí.

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Primer Adhyaya

¡Om! Que a los dos nos proteja,
Que a los dos nos nutra,
Que podamos trabajar juntos con gran energía
Que nuestro estudio sea vigoroso y efectivo
Que no disputemos (u odiemos a nadie)
¡Om! ¡Paz en mí! ¡Paz alrededor mío! ¡Paz en las fuerzas que actúan sobre mí!

¡Hari Om!

El gran sabio Ribhu realizó penitencias durante doce años divinos. Al final de ese período se le apareció el Señor en la forma de un jabalí. Le dijo: – ¡Levántate, levántate y pídeme una gracia! El sabio se levantó y luego de prosternarse ante Él le dijo: – Señor, no quisiera en este sueño pedirte las cosas que ansían los hombres mundanos. Todos los Vedas, los Shastras, los Itihasas y las huestes de las otras ciencias declaran que la emancipación es resultado de haber conocido Tu naturaleza. Por lo tanto, impárteme la ciencia de Brahman, que trata de tu naturaleza. Entonces Bhagavan (el Señor) en su forma porcina le dijo:

1.1 Algunos disputadores sostienen que hay veinticuatro tattvas (principios de realidad); otros, que hay treinta y seis, y otros aún afirman que son noventa y seis.

1.2 Voy a enumerártelos en orden. Escucha con mente atenta: Cinco son los órganos sensorios: oído, piel, ojo, etcétera.

1.3 Cinco son los órganos de acción: boca, manos, piernas, etcétera. Cinco son los pranas (aires vitales) y cinco suman el sonido y demás (principios elementales).

1.4 Cuatro son manas, buddhi, chitta y ahamkara. Así, los que conocen a Brahman saben que éstos son los veinticuatro tattvas

1.5 Además de éstos, los sabios sostienen que los elementos quintuplicados (compuestos) son cinco, a saber: tierra, agua, fuego, vayu (viento) y akasha (éter).

1.6 Y tres son los cuerpos, a saber: denso, sutil y karana o causal; tres los estados de conciencia: vigilia, ensueño y sueño profundo.

1.7 y 8 Los munis saben que el conjunto total de tattvas suma en total treinta y seis (junto con el jiva). Con estos tattvas coexisten seis cambios, a saber: existencia, nacimiento, crecimiento, transformación, decadencia y destrucción.

1.9 Se dice que el hambre, la sed, el sufrimiento, la ilusión, la vejez y la muerte son las seis enfermedades.

1.10 Se dice que la piel, la sangre, la carne, la grasa, la médula y el hueso son las seis envolturas, las seis clases de enemigos son la pasión, el enojo, la avaricia, la ilusión, el orgullo y la malevolencia.

1.11 Sattva, Rajas y Tamas son las tres gunas (cualidades)

1.12 Prarabdha, sanchitta y agamin son los tres karmas. Hablar, asir, caminar, excretar y gozar son las cinco acciones (de los órganos de acción),

1.13 Y además están el pensamiento, la certeza, el egoísmo, la compasión, la memoria (funciones de manas y demás aspectos de la mente), la complacencia, la simpatía y la indiferencia;

1.14 Dik (los cuatro puntos cardinales), Vayu, el Sol, Varuna, los Ashvini Devas, Agni, Indra, Upendra y Mrityu (muerte); luego están la Luna, el cuatrifáceo Brahma, Rudra, Kshetrajña e Ishvara.

Estos son pues los noventa y seis tattvas.

1.15 Aquellos que me veneren con devoción en mi forma de jabalí, a mí que soy distinto del agregado de

1.16 estos tattvas y que estoy exento de decadencia, se liberan de ajñana y sus efectos, y se vuelven jivanmuktas.

1.17 Quienes conozcan a estos noventa y seis tattvas alcanzarán la salvación en cualquier condición de vida en que se encuentren, ya sea que lleven el cabello desgreñado, o la cabeza afeitada, o que lleven un solo mechón de cabello. No hay duda de esto.

Así finaliza el primer Adhyaya.

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