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Yoga, vacunas y enfermedades…

Hace unos días perdía el tiempo en Facebook, cuando salió una publicación que me dejó impactado. Era un pequeño texto que habían posteado en un grupo para practicantes de yoga de toda Latinoamérica. Uno de los miembros del grupo decidió preguntar si “¿Los yoguis deben vacunarse?”, y, como era de esperarse, la interrogante generó un gran número de comentarios al respecto. Pero, aunque la mayoría de comentarios hablaban de la importancia de la vacunación, lo que me llamó la atención fue la manera en la que respondían, pues prácticamente todos y todas las practicantes le imprimían un toque mágico a su práctica de yoga.

¿A qué me refiero con el toque mágico? Bueno, todo el mundo hablaba de la importancia de la vacunación, pero primero hablaban de los beneficios del yoga ante el sistema inmunológico; eran comentarios como “aunque el yoga mejora mis defensas creo que…” o “aunque el yoga nos mantiene jóvenes debemos…”. ¿El yoga realmente es tan bueno para la salud? ¿Yoguis y yoguinis tienen que vacunarse? ¿A qué se deben estos comentarios?

A lo largo de los años, se han desarrollado un sinfín de mitos entorno a la práctica del yoga. Mitos que surgen de la cosmovisión y creencias antiguas, mismas que se pueden conocer en los textos clásicos de yoga, o que surgen del discurso creado por Tirumalai Krishnamacharya al momento de crear la práctica de yoga postural que derivó en el yoga que practicamos en Occidente. Por un lado, en los textos clásicos, como los Yoga Sutras o el Hatha Yoga Pradipika, entre otros, se habla de que, las técnicas yoguis ayudan a eliminar toda enfermedad. A continuación, enumero algunos ejemplos de la manera en la que, los diferentes textos clásicos hablan de las técnicas yóguicas y las enfermedades:

Gheranda-samjita (Primera Lección, verso 16): El Vatasara es una técnica muy secreta. (Guardada por los Siddhas). Limpia el cuerpo, eliminando toda enfermedad e incrementando el jugo gástrico.

Haṭhayogapradīpikā (Capítulo, verso 27): Mercurio, como también Prana, cuando está inmovilizado, destruye enfermedades; cuando [ellos mismos] muertos [es decir inactivo], dan vida; cuando están atados, permiten [a las personas] elevarse en el aire.

Varaha Upanishad (Segundo Adhyaya, verso 79): Aquel que consiga el murchccha[3] cura todas las enfermedades y los muertos vuelven a vivir. El que haya logrado fijar (la mente o el mercurio) es capaz de transportarse por los aires. Por lo tanto, el mercurio y la mente nos otorgan el estado de Brahman.

Shiva-samjita (Segundo Adhyaya, verso 33): Este fuego aumenta la vida, da fuerza y alimento, llena el cuerpo de energía, destruye todas las enfermedades y da salud.

Yoga Tattva Upanishad (versos 1.5 y 1.6) Kaivalya, el estado supremo, es el camino que les da la emancipación, que corta el lazo de maya, que acaba con los nacimientos, la vejez y la enfermedad y que nos permite vencer a la muerte. No hay otros caminos a la salvación. A los que van dando vueltas en la red de los shastras, ese conocimiento los engaña.

Yoga Kundalini Upanishad (Primer Adhyaya, versos 16 y 17): Con la contracción del cuello, Prana sube más arriba del pecho. Sarasvati, en cuyo vientre hay sonido, debe ser agitado (o puesto en vibración) todos los días. Por lo tanto, con sólo agitarlo, uno queda curado de las enfermedades.

Entonces… ¿Practicando yoga y sus técnicas podemos evitar enfermarnos? ¿Realmente el yoga tiene estos beneficios mágicos capaces de eliminar toda enfermedad? Si lo vemos desde un punto de vista muy romántico y decidimos interpretar los textos tal cual como nos los venden, sí, el yoga puede eliminar las enfermedades y la muerte. Pero, aunque quisiéramos interpretar los textos de esta forma, por más que practiquemos yoga, jamás podríamos erradicar la enfermedad. ¿Por qué? Simplemente porque hoy en día (y especialmente en Occidente) es imposible practicar yoga, tal como se menciona en los libros clásicos. Básicamente tendríamos que volvernos ascetas, vivir lejos de la civilización, cambiar radicalmente nuestra alimentación y practicar yoga todo el día, todos los días.

Más allá de los textos clásicos del yoga, otra de las razones por las que, hoy en día se le adjudica ese poder mágico y curativo gracias al cuerpo teórico-filosófico que creó Tirumalai Krishnamacharya junto con el yoga postural, que terminó convirtiéndose en lo que practicamos hoy en día en Occidente. La creación del yoga postural un sinfín de factores que van desde la nueva cultura física colonial (recordemos que los ingleses introdujeron un nuevo concepto de cultura física a principios del siglo XX) hasta la necesidad de fortalecer el cuerpo de las y los indios ante una posible revolución, entre muchos otros.

Ante todos estos factores, Krishnamacharya decidió crear un yoga terapéutico, por llamarlo de alguna forma, con el cual buscaba tratar todo tipo de enfermedades. De hecho, la razón por la que, este gurú se volvió el pilar del yoga postural en la India fue porque logró curar al Maharajá de Mysore, Krishna Rajendra Wodeyar, de una enfermedad grave. A lo largo de su vida, Krishnamacharya se dedicó a curar y fortalecer los cuerpos y almas de sus estudiantes, a través de la práctica del yoga. De hecho, en Yoga Makaranda, el manual de yoga que escribió el gurú, describe un gran número de posturas y menciona los beneficios de las mismas, afirmando que estas curan un gran número de enfermedades de todo tipo.

Los beneficios descritos por Krishnamacharya, junto con otros beneficios que fueron asignando los demás maestros de yoga postural, se fueron inmortalizando en una infinidad de libros sobre yoga, imprimiéndole a la práctica una especie de magia curativa. Pero la realidad es que, aunque sí existen pruebas de que la práctica constante de yoga sí puede ayudar a curar o aliviar ciertos padecimientos físicos, la gran mayoría de beneficios de los que se hablan no han sido comprobados por la ciencia. Y, aunque lo estuvieran, debemos entender que, el yoga que impartía Krishnamacharya es completamente diferente al yoga que practicamos hoy en día. Además… se dice que Krishnamacharya tenía poderes curativos, por lo que necesitaríamos su toque mágico para erradicar nuestras enfermedades.

Al final, se puede decir que, aunque el yoga si tiene algunas propiedades curativas, la realidad es que el yoga no nos hará vibrar alto, erradicando toda enfermedad. Y, si el yoga realmente tuviera estas propiedades curativas, tendríamos que cambiar nuestra forma de vida de manera muy radical, para poder dedicarnos a la práctica del yoga y todas sus disciplinas, buscando alcanzar un estado de iluminación o liberación permanente que nos ayude a erradicar las enfermedades. Por lo mismo, aunque practiquemos yoga, debemos cuidarnos en todos los demás aspectos de nuestra vida y, sobre todo, vacunarnos.

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