Tirumalai Krishnamacharya, el padre del yoga postural contemporáneo

Hasta finales del siglo XIX el yoga era una práctica que solo era practicada por ascetas y renunciantes que vivían lejos de las comodidades de las ciudades y poblados. Era una práctica compleja y que requería de muchos sacrificios físicos, religiosos y espirituales, por lo que solo unas cuantas personas lo practicaban. Además, los ascetas practicantes, especialmente de la tradición Nath (quienes practicaban el Hatha Yoga tradicional), se habían dedicado a luchar contra los invasores extranjeros, creando una imagen muy negativa del Yoga. Por todo esto, el yoga había quedado relegado a unas cuantas personas, a quienes se les consideraban vagabundos y malhechores.

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Pero con la llegada de las ideas nacionalistas de la India, surgidas de la inminente independencia, y con la llegada de la nueva Cultura Física occidental, bajo la batuta de la YMCA[1], los políticos indios empezaron a buscar nuevas formas de trabajar el cuerpo y fomentar el nacionalismo entre las y los indios. Fue así que, la mirada de los políticos volteó al Yoga; y específicamente, al yoga postural que estaban desarrollando maestros como Sri Tirumalai Krishnamacharya, también conocido como el Padre del Yoga Moderno.

El yoga puede definirse como el cese de actividades externas de la mente y luego el enfoque (laya) en la Conciencia. – Tirumalai Krishnamacharya (Yoga Makaranda)

¿Quién fue Sri Tirumalai Krishnamacharya?

Tirumalai Krishnamacharya nació el 16 de noviembre de 1888 en Muchukunte, al sur de la India, en el seno de una familia perteneciente a la etnia iyengar. Su padre fue un estudioso y profesor de los Vedas y de la filosofía del yoga, y lo introdujo en la práctica del yoga desde que tenía 5 años. Al cumplir 18 años, Krishnamacharya se mudó a la ciudad sagrada de Varanasi, donde se dedicó a estudiar filosofía, religión, lógica, gramática y sánscrito; poco después, se fue a Samkya para estudiar los Vedas a profundidad.

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Krishnamacharya buscó profundizar su práctica de yoga a través de lo que aprendía en los diferentes textos clásicos que estudiaba; sin embargo, sentía que necesitaba la ayuda de un verdadero gurú para poder profundizar más su práctica. Fue así que se dedicó a viajar por todo el subcontinente hasta que encontró a Shri Ramamohan en los Himalayas, a los pies del monte Kailash. Bajo la tutela de su gurú, Krishnamacharya se dedicó a estudiar los textos sagrados del yoga[2], a perfeccionar las ocho disciplinas del yoga patañjálico (Ashtanga Yoga) y a aprender más de tres mil posturas de yoga[3].

Las herramientas del yoga no son invasivas y utilizan las facultades internas del cuerpo para sanar, cambiar y transformar.- Tirumalai Krishnamacharya (Yoga Makaranda)

Después de siete años viviendo como un renunciante en una cueva de los Himalayas, su gurú encomendó la tarea de propagar la semilla del yoga, esparcir su mensaje, formar una familia y usar sus aptitudes como sanador. Fue así que, al llegar a Mysore, abrió una escuela de yoga y se dedicó a desarrollar el Vinyasa Krama Yoga, así como a crear el cuerpo del yoga postural contemporáneo[4] y definir las posturas de yoga más conocidas en la actualidad[5]. En ese momento, Krishnamacharya conoció a, Krishna Raja Wadiyar IV (1884–1940), el Maharaja de Mysore, y se convirtió en su maestro espiritual y sanador. Fue así que, Tirumalai logró conseguir el patrocinio para abrir su primera Shala o escuela de Yoga en forma.

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Fue gracias al patrocinio del Maharaja que, Krishnamacharya pudo organizar un gran número de exhibiciones de yoga a lo largo y ancho de la India; mostrando las habilidades de contorsionismo y la fuerza que podía desarrollar el yoga, así como los beneficios físicos, mentales y espirituales de la misma práctica. Por otro lado, el Maharaja le encargó escribir un libro con el que pudiera difundir aún más los conocimientos del yoga, a raíz de la petición, el gurú escribió Yoga Makaranda, un texto en el que compila parte de la filosofía del yoga moderno (basado en el yoga patañjáico), describe el método del Krama Yoga y un buen número de posturas, con sus Vinyasas[6].

Toda persona tiene derecho a decidir practicar Yoga. – Tirumalai Krishnamacharya (Yoga Makaranda)

A raíz de las exhibiciones, un gran número de Occidentales pudieron presenciar el yoga moderno, llamando la atención de todxs ellos. Pero, gracias a las ideas nacionalistas y anticolonialistas de la época, Krishnamacharya se encontraba en contra de que las y los occidentales practicaran yoga; esto lo hace notar en la introducción de Yoga Makaranda cuando dice: Si dormimos más, puede llegar un día en que los extranjeros se conviertan en nuestros maestros para la práctica del yoga también. Sin embargo, después de mucha insistencia, el gurú decidió tomar bajo su tutela a la rusa Eiženija Pētersone, a quien hoy conocemos como Indra Devi.

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Además de Indra Devi, Krishnamacharya fue maestro de muchas otras personalidades del mundo del yoga; y, sus principales discípulos fueron BKS Iyengar, Pattabhi Jois, TKV Desikachar y Srivatsa Ramaswami. Y, después de haber estudiado por años con su maestro, todxs ellxs salieron de la India para compartir las enseñanzas de su gurú por todo el mundo[7]. Fua así que, junto a los esfuerzos de Vivekananda y Yogananda (quienes llegaron primero a América a compartir las enseñanzas del Raja y Kriyā Yoga[8]), se difuminó la práctica postural del Yoga o Hatha Yoga, como lo llamamos ahora, a lo largo y ancho del globo.

El método Yoga no solo brindará conocimiento del mundo externo, sino también conocimiento del Ser, mientras que otros métodos solo proporcionarán conocimiento del mundo externo. – Tirumalai Krishnamacharya (Yoga Makaranda)

Aunque decir que Krishnamacharya es el responsable del resurgimiento y popularización del yoga en Occidente es una simplificación de la historia del yoga, pues hubo varias personas involucradas en esto (incluyendo a Henry David Thoreau y Francisco I. Madero, aunque usted no lo crea), nadie puede negar que es una pieza clave en el desarrollo del Yoga Postural Contemporáneo.

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[1] Y de otras asociaciones y entrenadores reconocidos a nivel mundial, como Eugene Sandow.

[2] Incluso hay quienes dicen que, fue ahí donde memorizó el Yoga Korunta.

[3] Aunque esta afirmación podría ser muy cuestionada.

[4] Refiriéndome a la filosofía, prácticas y disciplinas que conocemos hoy en día.

[5] Muchas de ellas inspiradas en manuales de gimnasia sueca, así como en fotografías de contorsionistas occidentales (aunque muchxs practicantes van a negar esta afirmación).

[6] En este caso, Vinyasas se refiere a las respiraciones necesarias para entrar a cada una de las posturas.

[7] Cada unx de ellxs creando un estilo propio de yoga basado, según ellxs, en el yoga original de Krishnamacharya.

[8] Yogas mucho más espirituales, en los que las Asanas tenían poca o nula relevancia; de hecho.