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Conoce la leyenda de Añjanā y Hanuman, la historia de Anjaneyasana

Cuando pensamos en el origen del nombre de Adho Mukha Svanasana, Perro Mirando Boca Abajo, es muy fácil entender el por qué esta postura se llama así. En los manuales de Yoga existen un sinfín de posturas bautizadas como algún animal, pues emulan la forma o los movimientos de los mismos; hay muchas otras posturas cuyos nombres simplemente hablan de la forma que toma el cuerpo al momento de realizarlas, como Sirsasana (Parado de Cabeza), Supta Padangusthasana (Postura Reclinada del Dedo Gordo del Pie) o Padahastasana (Postura de las Manos a los Pies), entre otras.

Pero existen muchas otras posturas que obtienen sus nombres de diferentes sabios, dioses y leyendas de la mitología hindú. Posturas que, más allá de solo trabajar el físico, buscan enseñarnos alguna moraleja o a tomar la vida (o la práctica) con alguna actitud específica. Por ejemplo, Virabhadrasana, o Postura del Guerrero, busca hablar de la historia de Virabhadra y el rey Daksha, y cada una de las versiones de esta postura habla de un momento específico de la misma leyenda.

Āñjaneyāsana (Anjaneyasana) es otra de las posturas que se basan en personajes y leyendas mitológicas. La postura de la Luna Creciente, como la llaman muchxs maestrxs de Yoga[1], es una postura dedicada a Anjaneya. Pero… ¿Quién es Anjaneya? Anjaneya es el matronímico[2] de Hanuman, señor de los monos, y cuya madre se llama Añjanā (o Anjani). Por lo mismo, se puede decir que, Anjaneyasana es una postura que busca rendir homenaje a Hanuman, quien es un reconocido Iṣṭa-devatā (devoto a dios) y figura central del Ramayana. Sin embargo, el nombre de la postura hace alusión al Hijo de Añjanā, por lo que, más allá del señor de los monos, busca hablar del linaje de Hanuman y, especialmente de su madre Añjanā.

¿Quién fue Añjanā? Aunque no existe mucha información sobre esta mujer, Añjanā es adorada en el Norte de la India (en la región de Himachal Pradesh) como una deidad familiar. Incluso existe un templo dedicado a ella en el poblado de Masrer. Pues, cuenta la leyenda que Añjanā llegó a vivir a este poblado. Mientras vivía en ese lugar, uno de los pobladores, gracias a su meditación, descubrió la verdadera identidad de la mujer y la reveló a los demás aldeanos. Añjanā, enojada, decidió convertir en una estatua de piedra al hombre. Y, esa misma estatua aún continúa parada afuera del templo dedicado a Añjanā.

La Historia de Añjanā y el nacimiento de Hanuman

Cuenta la leyenda que, Punyikastala se involucró en una querella con Brihaspati, el Gurú de los Dioses; debido a esta disputa, la mujer recibió la maldición de ser convertida en un mono, y solo podría liberarse de la maldición si daba a luz a una encarnación de Shivá. Una de las reencarnaciones de Punyikastala fue Añjanā; quien dedicó toda su vida a adorar a Shiva. Al final, el dios destructor decidió ayudar a la mujer y romper el maleficio.

Un día, Agni, el dios del fuego, le entregó al rey Dasarath un plato de dulces sagrados, para que los repartiera entre sus esposas y pudieran concebir niños divinos. Sin embargo, un águila voló hasta el palacio, robó uno de los pasteles, o dulces, y salió huyendo del lugar. Y, mientras Añjanā ofrecía su meditación a Shiva, el águila dejó caer el pastel en sus manos. La mujer comió el postre divino y dio a luz a Hanuman, la encarnación con forma de mono de Shiva; liberándose de la maldición.

Tanto Añjanā como Hanuman fueron muy devotos a lxs dioses. De hecho, ambos personajes son conocidos como Iṣṭa-devatā (término utilizado en el hinduismo que denota a un devoto muy ferviente). La postura de Anjaneyasana busca justamente recordarnos la devoción de madre e hijo a través de nuestra práctica. Pero no te preocupes, no tienes que adorar a ningún dios hindú al realizar la postura (y tampoco a algún dios occidental), lo que busca enseñarte la postura es a tener fe y en rendirte ante la misma postura y ante ti mismx.

Anjaneyasana es una postura relativamente sencilla, pero que requiere de mucha paciencia y devoción para poder realizarla de manera más profunda. Una postura que, no solo nos enseña a tener fe y devoción en nosotrxs, sino que también nos prepara para la postura de Hanuman, Hanumanasana. Ahora que conoces la historia detrás de Anjaneyasana podrás profundizar tu práctica y tu postura más allá de lo físico.



[1] Este nombre en español no es la traducción directa del Sánscrito, sino que se le llama Luna Creciente porque el cuerpo adopta una forma similar a la de una luna creciente. También vale la pena mencionar que, muchxs otrxs maestrxs aseguran que la Postura de la Luna Creciente es Utthita Ashwa Sanchalanasana.

[2] Dicho de un nombre propio de una persona: Que deriva del de su madre o de otro antecesor femenino, y que originariamente indicaba su filiación o pertenencia a un linaje (en español únicamente existen los Patronímicos, es decir, nombres que derivan únicamente del nombre del padre)

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