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Bardo Thödol, El Libro Tibetano de los Muertos

Para nadie es un secreto que, en el hinduismo y el budismo, se cree en la reencarnación; es decir, que, dependiendo de nuestro propio Karma, nuestra esencia, conciencia o alma volverá a nacer en un cuerpo nuevo. Pero, si dedicamos nuestra vida a la contemplación y al Yoga, podríamos llegar a alcanzar el estado del Samadhi (o Iluminación), misma que nos permitirá romper con el ciclo de renacimientos, o Saṃsāra (sánscrito: संसार), logrando la Liberación (Moksha o Nirvana[1]) y fundiéndonos con el Universo / Dios / Ser.

Es importante mencionar que, por lo menos de acuerdo al budismo tántrico tibetano, la Liberación o el renacimiento no es inmediato; de hecho, antes de alcanzar cualquiera de los dos estados, pasamos algún tiempo en el Bardo, una especie de limbo, donde nos enfrentaremos diferentes pruebas u oportunidades que nos permitirán alcanzar el Nirvana o renacer en un cuerpo mundano.  El éxito que tengamos en las pruebas dependerá en gran parte del Karma que hayamos acumulado en vida. Pero, existe un manual que nos podría ayudar a romper con nuestro propio Karma, permitiéndonos alcanzar la Liberación.

El nombre del manual es Bardo Thödol, nombre compuesto por los términos bar do (བར་དོ་), que significa medio o intermedio; y thos grol (ཐོས་གྲོལ་), que se traduce como liberación a través de la audición[2]; por lo mismo, el nombre del Bardo Thödol en español sería “La Liberación por audición durante el estado intermedio”, pero en Occidente solemos conocerlo como El Libro Tibetano de los Muertos. Aunque se conoce poco sobre el origen de este libro o manual, se le atribuye a Padmasambhava, el fundador del lamaismo (también llamado budismo tibetano, budismo tántrico o budismo vajrayāna) y quien es considerado el segundo Buda.

El Bardo Thödol explica que, el manual debe ser leído por las personas que se encuentran agonizando, y se le debe leer al difunto frente al cuerpo durante los días siguientes a la muerte; pues, aunque hemos muerto, nuestra conciencia aún puede escuchar lo que está pasando alrededor del mismo. Durante nuestro recorrido por el Bardo, especialmente en el Chikhai Bardo (el Bardo del momento de la muerte), debemos mentalizarnos (por así decirlo) en alcanzar la perfecta Luz y el Estado Búdico Perfecto, entendiendo que todo es la divinidad. Debemos buscar la Luz Clara que rompa con el poder de nuestro Karma para poder Liberarnos.

“Tú, noble hijo, medita sobre tu propia deidad tutelar. No pierdas tu camino y concentra tu mente en esa deidad. Medita sobre ella que aparece sin estar, como el reflejo de la luna en el agua”. – Bardo Thödol

Si no logramos identificar la Luz Clara en nuestro paso por el Chikhai Bardo, llegaremos al Chönyid Bardo (el Bardo de la Realidad). En este Bardo todo nos será extraño y, mientras avanzamos, nos encontraremos con diferentes deidades pacíficas e iracundas acompañadas de una luz muy brillante y cegadora. Pero, si acumulamos mucho Karma en vida, este nos hará sentir miedo de la luz y la deidad, llevándonos por el camino de la luz opaca, la luz de los devas. Y así, durante 14 días nos iremos encontrando con catorce divinidades, y oportunidades, para alcanzar el Nirvana[3].

“No temeré cuando aparezca la experiencia incierta de la realidad, puesto que reconoceré como proyecciones de mi propia conciencia cualquiera de sus visiones; las conoceré como apariciones en el Bardo, Deidades Pacíficas e Iracundas que no serán otra cosa que el resultado de mis pensamientos. Recordaré esto ante la oportunidad única de alcanzar el fin”. – Bardo Thödol

Si, después de nuestras oportunidades, el Karma nos lleva por el camino del renacimiento, llegamos al Sidpa Bardo (Bardo del Renacimiento). Es en este punto cuando nuestra conciencia se desprende del cuerpo físico, para dar a luz a nuestro cuerpo etéreo, un cuerpo de apariencia similar al que teníamos en vida, pero que ya no está hecho de materia. Nuestro cuerpo etéreo alcanzará los más grandes sentidos y con él podremos recorrer el mundo entero. Pero no debemos aferrarnos a la libertad que ofrece el cuerpo etéreo, puesto que nos alejará del camino espiritual.

Es en este momento, en el que nos daremos cuenta que hemos muerto. También nos azotarán las fuerzas del Karma, se levantará una honda de penumbra y escucharemos gritos de odio; todos ellos, creados por nuestra propia ilusión. Debemos mantenernos con calma, sin sentir miedo a la oscuridad. Si nos asustamos, terminaremos huyendo llegando a tres precipicios: uno blanco (Ira), otro negro (Lujuria), rojo (Estupidez). Estos precipicios terminarán llevándonos al útero de nuestra próxima existencia.

“No te aferres al miedo, ni lo hagas con la felicidad. Debes mantenerte lejos de las aficiones y los deseos”. – Bardo Thödol

El Libro Tibetano de los Muertos fue descubierto en una gruta por Karma Lingpa (un reconocido tertön o descubridor de tesoros) en el siglo XIV y llegó a los ojos de las y los occidentales en 1927 gracias a la traducción del antropólogo estadounidense Walter Evans-Wentz. Desde aquél entonces, podemos entender el recorrido a través de los tres Bardos de la Muerte[4]. Es una guía que nos ayudará a entender la espiritualidad, abordándola desde un punto de vista Budista, y profundizar más en el concepto de Karma. Una lectura ideal para todas las personas que están adentrándose en el mundo del yoga y el budismo, o para quienes busquen nuevas formas de entender la vida y la muerte.

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[1] Dependiendo de la tradición.

[2] bar (བར་ à “entre” o “a la mitad”
  do (དོ་) à “dos”
  thos (ཐོས་) à “escucha” o “audición”
  grol (གྲོལ་), significa ‘liberación’ o ‘libertad’.
chen mo (ཆེན་མོ་), que significa ‘grande’.

[3] Siguiendo esta idea, en el Yoga Tántrico tradicional se busca eliminar el miedo en el mundo físico, para que, cuando lleguemos al Bardo, en caso de no alcanzar el Samadhi en vida, podamos perderle el miedo a la divinidad.

[4] Existen otros tres Bardos que son el Bardo de la Vida, el de la Meditación y el del Sueño.

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