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¿Qué es el estrés? Su historia, su evolución y cómo controlarlo

El estrés se ha apoderado del mundo. Un estado de cansancio mental provocado por someternos a fuertes exigencias que requieren un mayor rendimiento al normal; y que se ha convertido en una especie de pandemia gracias a las expectativas sociales, la precariedad laboral, la hiperconectividad y la situación económica (entre otros factores) en la que nos encontramos. Pero… ¿Sabías que el estrés no es un estado necesariamente negativo? De hecho, existen diferentes tipos de estrés y, dependiendo del tipo, este podría ser benéfico para nuestra salud física y, especialmente, mental.

Breve historia del estrés

Hoy en día estamos más que familiarizadxs con el estrés; todas y todos sufrimos de estrés y sabemos expresar lo que pasa por nuestra mente al enfrentarnos a las exigencias mentales a las que nos sometemos en el día a día. Y es que, aunque es una emoción que nos afecta a todxs, no se había, esta no fue descrita hasta 1950, cuando el médico austro-húngaro, Hans Selye, publicó: Estrés. Un estudio sobre la ansiedad.

Desde los años 30, Selye empezó a notar que todos sus pacientes los enfermos a los que estudiaba presentaban síntomas comunes, independientemente de la enfermedad que tenían. Notó que sufrían de fatiga, pérdida del apetito, astenia (imposibilidad para caminar, correr o realizar esfuerzos) y disminución de peso, entre otros síntomas; a este conjunto de sintomatologías las llamó el síndrome de estar enfermo. Selye continúo con su investigación, descubriendo que estos síntomas no se presentaban únicamente entre los enfermos, sino que se manifestaban cuando un individuo es sometido a más presión de la que puede/debe aguantar.

El término estrés viene del vocablo francés estrece (ahora étroitesse), misma que se puede traducir como estrechez u opresión; esta palabra era usada por la física para referirse a la presión que ejerce un cuerpo sobre otro, vulnerándolo hasta una posible destrucción. De esta forma, el dr. Selye decidió retomar el término estrés para referirse a una reacción del organismo frente a las demandas del entorno. En otras palabras, es una respuesta inespecífica a cualquier presión a la que se someta a un individuo. A diferencia del síndrome de estar enfermo, el estrés afecta a cualquier persona y puede ser detonado por cualquier estímulo externo o interno, y puede ser de diferentes intensidades.

Tipos de Estrés

El trabajo de Selye fue un parteaguas para el estudio del estrés, y un gran número de psicólogxs buscaron ahondar (entre ellos Holmes, Rahe, Lazarus, Folkman), sus causas y sus consecuencias, así como en los diferentes tipos de estrés que existen. Sin embargo, para 1974, el mismo Selye propuso cuatro tipos o variaciones de estrés. Bueno, más que tipos de estrés, propuso una especie de plano cartesiano (el que nos estresaba en la clase de matemáticas) en el que se encuentran en un eje el eustrés, el distrés, y en el otro eje el sobreestrés (hyperstress) y el bajo-estrés (hypostress).

En el primer eje se encuentran el eustrés y el distrés. Ambos términos son anglicismos de Eustress y Distress, mismos que derivan de la raíz en inglés stress y los prefijos griegos Eu (bueno) y Dis (anomalía o dificultad); por lo tanto, el eustrés es el término que podemos usar para referirnos al estrés bueno y el distrés es el término para el estrés negativo[1].

Para este punto, es probable que te queda claro lo que es el estrés negativo, o distrés, pero… ¿Estrés positivo? ¿A qué se refieren y por qué es bueno? Vamos paso por paso. ¿Has escuchado el dicho de que dice que, las armas no matan personas, sino que las personas matan personas? Lo mismo pasaría con el estrés. En sí, el estrés es únicamente una reacción natural de la mente/cuerpo ante diferentes situaciones de presión. Por lo que podríamos decir que el estrés, al igual que las armas[2], únicamente existe, libre de cualquier connotación positiva o negativa; de la misma lógica, el estrés puede volverse bueno o malo, dependiendo de la manera en la que nos afrontemos a él.

¿Cómo? El eustrés y el distrés no son exactamente categorías con las que podemos llamar al estrés como tal, sino que son categorías que surgen dependiendo de la aproximación que tengamos al mismo estrés. En otras palabras, el “tipo” de estrés dependerá de la manera en la que nuestra mente/cuerpo responden a las situaciones que nos generan estrés.

Eustrés, el estrés positivo

El eustrés es el estrés que nos generan situaciones sencillas y que tienen solución a corto o mediano plazo. Al ser un tipo de estrés, el eustrés también nos genera síntomas físicos y mentales como: manos sudorosas, músculos tensos, aumento de nuestros latidos, aumento del flujo de sangre (nos podemos sonrojas), cosquilleo en el cuerpo (mariposas) o cambios en la respiración, soltamos adrenalina, entre otros. Sin embargo, en estos el cuerpo/mente no interpreta estos síntomas como una amenaza, por lo que no nos afecta en nada.

¿Qué situaciones pueden desencadenar el eustrés? Existen un sinfín de situaciones que pueden desencadenarnos situaciones de eustrés como cuando se acerca un deadline (fecha límite de entrega) y no hemos terminado algún proyecto, cuando alguna situación nos obliga a desviarnos ligeramente de nuestros planes, cuando damos nuestro primer beso, cuando vemos una película de terror o cuando nos subimos a una montaña rusa. En sí, son situaciones que nos presionan de una u otra forma, pero que no nos vulneran en ningún sentido real.

Para este punto, es probable que te estés preguntando… ¿por qué decimos que el eustrés es positivo? Como verás, el eustrés es un estrés que surge en situaciones que no vulneran nuestra persona, pero que suelen retarnos y sacarnos de la rutina. El eustrés nos saca de la monotonía y el aburrimiento, nos reta y motiva a buscar nuevos caminos; esto evita que caigamos en depresión, manteniéndonos más felices y activxs. Es por eso, que muchxs psicólogxs afirman que, el eustrés es un estrés positivo para nuestra vida.

Distrés, el estrés negativo

Como podrás imaginar, el distrés es lo contrario al eustrés. Se da cuando alguna situación nos detona una respuesta abrumadora. Misma que nos lleva a perder el control de nuestra mente/cuerpo, generándonos síntomas más fuertes como: dolor de cabeza, falla de memoria, rigidez o parálisis muscular (especialmente facial y en el cuello), cansancio, dolores de cabeza, problemas digestivos o problemas sexuales, entre otros. Además, el distrés puede detonarnos otros trastornos psicológicos más profundos, incluyendo depresión, ansiedad o burnout, entre otros.

Como ya lo hemos dicho, el distrés depende principalmente de la forma en la que respondemos a ciertos estímulos o situaciones, por lo que, el distrés no necesariamente es detonado por alguna situación que amenace nuestra vida o estilo de vida. De hecho, el distrés puede ser detonado por prácticamente cualquier situación a la que nos enfrentemos; incluso un primer beso puede ser detonante de distrés, al final, también dependerá de nuestro estado emocional y de cómo haya sido nuestro desarrollo emocional a lo largo de la vida.

El eustrés y el distrés se encuentran en uno de los dos ejes propuestos por Hans Selye; es importante señalar que, aunque decimos que el distrés es un estrés negativo, este no necesariamente va a afectar nuestra salud física o mental de manera seria. Por otro lado, aunque decimos que el eustrés es benéfico para la salud, este no también puede tener efectos negativos en la salud. Al final, todo depende del otro eje del plano cartesiano propuesto por Selye.

Sobreestrés o hyperestrés[3]

Es la tensión mental o psicológica extrema al a que se enfrenta un individuo cuando se enfrenta a alguna situación personal, laboral o social que lo abruma por completo. En otras palabras, es cuando el estrés alcanza niveles muy altos, sin importar si os referimos al eustrés o al distrés. Cuando el estado de hyperestrés se prolonga demasiado, sin importar si es eustrés o distrés, este puede provocarnos serios problemas físicos y mentales. Aquí es cuando los verdaderos problemas del estrés empiezan a manifestarse, derivando en otros más fuertes como la parálisis muscular, la ansiedad, depresión o ataques de pánico, entre otros.

Bajo-Estrés o hypoestrés

El hypoestrés es la ausencia completa de estrés. ¿Y eso que tiene de malo? Imagínate una vida sin altibajos, una vida sin sorpresas, ni presiones. Suena realmente idílico, pero la realidad es que, si no tenemos altibajos en la vida, caemos en la monotonía y la monotonía nos lleva a la pérdida de motivación y a la depresión. Es por eso que, en nuestra vida es necesario enfrentarnos a situaciones de estrés, especialmente a las situaciones de eustrés, pues estas nos ayudan a mantener el vigor y darle más sentido a la vida.

¿Cómo manejar el estrés?

El estrés es una reacción normal y, hasta cierto punto, saludable. Pero, cuando empezamos a perder el control sobre el estrés, este puede volverse bastante perjudicial. ¿Qué podemos hacer cuando nos enfrentamos al distrés? ¿Cómo podemos controlarlo?[4]

El primer paso para poder empezar a controlar el estrés es reconocerlo; muchas veces el estrés solo se manifiesta por mal humor, por problemas para dormir o cualquier otro síntoma, pero no es fácil identificarlo. Cuando sabes que estás sufriendo de estrés, lo que sigue es descubrir cuál es la fuente del mismo (el tensor o detonante) … ¿es el trabajo? ¿tu relación? ¿la situación económica? Ya que sabes qué detona tu estrés, debes ver de qué manera puedes influir en la situación para que no te afecte directamente, o buscar la manera de cambiar la respuesta que te genera esa situación. Sí, lo sé, esto no es tan fácil como escribirlo.

Si el estrés es muy fuerte, lo ideal es que acudas a un(a) profesional; pero si es un estrés, que aún puedes llegar a manejar, existen varias opciones que pueden ayudarte a controlar y reducir el estrés:

  • Reconocer que lo que no se puede cambiar – muchas veces el estrés surge porque queremos cambiar una situación en la que no tenemos una injerencia directa; en este caso, vale la pena reconocer y aceptar lo que no puedes cambiar.
  • Aléjate del detonante del estrés – Si es posible aléjate de esa situación que te está generando estrés. Por ejemplo, si es el trabajo, trata de olvidarte del trabajo después de las horas laborales; si es por algún problema familiar, sal a caminar un rato o ve por un café.
  • Haz ejercicio – El ejercicio siempre será una de las mejores formas de lidiar con el estrés; al ejercitarnos liberamos endorfinas, lo que nos ayuda a sentirnos mejor; además, nuestra mente se ocupa en el ejercicio, ayudándonos a olvidar, por un momento, de la fuente del estrés.
  • Disfruta algún hobby – Si sientes que el estrés te genera falta de motivación, siempre ayuda el disfrutar de algún pasatiempo para olvidarnos de la fuente de estrés y recuperar la motivación.
  • Duerme más – Un buen descanso siempre ayuda a reparar la mente y ayudarnos a ver las cosas con más claridad. Por lo mismo, siempre es bueno tratar de dormir entre 7 y 8 horas; calcula el tiempo que podrás utilizar para dormir, buscando que sea el suficiente.
  • Mantén una buena alimentación – Eres lo que comes. Por lo mismo, una dieta sana te ayudará a mantener una mente sana. Bueno, más allá del lado holístico, una buena dieta te ayudará a tener mejor energía y a sentirte bien, lo que te podrá ayudar a encontrar más motivación y enfrentarte al estrés con mejor actitud. Mientras que, al comer muchas grasas o comidas muy pesadas, lo que pasará es que tu cuerpo se sentirá peor de lo que ya se siente.
  • Conéctate con tus amigxs y familiares – El compartir con tus seres queridxs siempre te ayudará a olvidarte de la fuente del estrés y te renovará por completo. Por lo mismo, vale mucho la pena que te acerques a ellxs para pasar un buen momento.
  • Usa técnicas de relajación – Hoy en día existen un sinfín de técnicas y disciplinas que pueden ayudarte a relajar el cuerpo y la mente. Técnicas como la meditación y el mindfulness, el yoga, el tai chi y demás ejercicios que busca ayudarte a relajar la mente y/o el cuerpo.

Si nada de esto te sirve, o sientes que el estrés es muy intenso y puede interferir con tu salud, acude inmediatamente con un(a) especialista.

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[1] En este caso, es importante señalar que estas palabras no han sido aceptadas por la RAE.

[2] Aunque confieso que no apoyo el dicho de que las armas no son malas porque no matan a la gente, a fin de cuenta esa es su finalidad.

[3] Al igual que con los otros términos (eu y distrés), hyperestrés e hypoestrés no son palabras aceptadas como tal en español.

[4] Ojo, esta no es una publicación científica, ni creada por especialistas; únicamente daremos algunos consejos para el control del estrés (distrés) cuando este no es muy intenso, ni prolongado; en caso de que estés sufriendo de hyperestrés consulta con un(a) especialista.

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