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El equilibrio y cómo conquistarlo en tu práctica de yoga

¿Titubeas y te balanceas mientras estás en una postura de equilibrio?

¿Has notado que te tambaleas cuando estás tratando de mantener el equilibrio en una postura como Árbol o Cuervo? Lo más probable es que asumas que estás haciendo algo mal.

Pero… no eres tú.

Tus pies contienen 26 huesos y más de 100 músculos, tendones y ligamento. Juntos forman parte de una intrincada interacción de sutiles movimientos involuntarios que mantienen el equilibrio cada vez que estás de pie. También tienes 27 huesos y más de 30 músculos en cada mano que hacen lo mismo cuando practicas un equilibrio o una inversión de brazos. Literalmente, no puedes estar completamente quietx cuando estás en una postura de equilibrio de yoga. Es fisiológicamente imposible.

Esta orquestación de cambios sutiles en los músculos, tendones y ligamentos se lleva a cabo en gran parte de forma inconsciente. Practicar poses que desafíen su equilibrio puede llevar su conciencia al más mínimo balanceo en su postura y en cómo tu cuerpo se corrige a sí mismo. También puede ayudarte a aprender cómo el más mínimo cambio intencional puede hacer que recuperes el equilibrio en lugar de caer.

Con la práctica, puedes darte cuenta de cómo vives estas posturas. Aprender a aceptar la incertidumbre del momento con toda la gracia que puedas reunir, en lugar de tensarte y decirte a sí mismx que está en problemas, puedes ayudarlo a comprender el delicado equilibrio entre el esfuerzo y la facilidad que se aplica a cualquier situación, en el yoga como así como en la vida.

4 maneras en las que puede navegar la inestabilidad en cualquier postura de equilibrio

Los beneficios físicos a largo plazo del equilibrio están bien documentados. Según un estudio reciente del British Journal of Sports and Medicine , la capacidad de pararse sobre una pierna durante 10 segundos en la vejez reduce el riesgo de muerte por cualquier causa en la próxima década.

Una posible razón de esto es la mejora de la fuerza muscular y la densidad ósea que se obtiene al soportar el peso corporal. Otro es una mayor conciencia de tu cuerpo en el espacio, conocida como propiocepción, misma que contribuye a la estabilidad.

Los beneficios psicológicos están menos estudiados. Como anécdota, es posible que hayas notado que cuando te desafías a ti mismo a intentar una postura de equilibrio, con el tiempo te vuelves más seguro y más capaz de superar el miedo, que son rasgos útiles a cualquier edad y en cualquier situación de la vida.

Hay formas en que puede mejorar tu capacidad para navegar esos inevitables momentos de inestabilidad.

1. Centra tu atención en tu respiración

Cuando te enfocas en tu respiración, mantiene tus pensamientos en el momento presente. Es mucho más fácil mantener el equilibrio cuando mantienes tu atención en las sensaciones físicas que está experimentando en lugar de permitir que tus pensamientos giren en espiral alrededor de todas las cosas que no quieres que sucedan, como caerte. Esto es lo que tiene de mágico el trabajo de respiración. Piense en el equilibrio como una especie de meditación.

2. Fija tu mirada en un punto fijo

Hay tres fuentes principales de información que tu cuerpo hacen que tu cuerpo haga malabarismos para mantener la estabilidad: tu sistema vestibular (información de tu oído interno), tu sistema visual (entrada captada a través de tus ojos) y tu sistema propioceptivo (conciencia de tu lugar en el espacio). Descansar la vista en un punto focal fijo, o drishti, minimiza la información sensorial y las distracciones periféricas. Concéntrese en un objeto fijo (como una grieta en la pared) en lugar de algo que pueda moverse (la persona que está frente a ti). Sin embargo, cerrar los ojos puede dificultar el equilibrio.

Sugerencia

Cuando estes boca abajo en una balanza de brazos, puede ser increíblemente útil colocar un objeto pequeño, como un anillo, sobre la colchoneta. Mantén tu enfoque en ese objeto.

3. Agarra con los dedos de las manos, no con los dedos de los pies

En un equilibrio de pie, debes pisar las “esquinas” de cada pie, es decir, la punta del dedo gordo, la punta del dedo meñique y el talón interno y externo. Esto te dará una base estable para tu postura de equilibrio de pie. Si te agarras con los dedos de los pies, cambiará el equilibrio y, por lo general, empujará más de tu peso hacia la parte externa del pie, lo que aumenta la probabilidad de caerte.

Pero en un equilibrio de brazos, debes presionar las yemas de los dedos contra la colchoneta. Imagina que estás afuera practicando yoga en la hierba y que puedes abrazar el suelo con las manos. Esta acción de apretar ayuda a fortalecer las manos, aleja la distribución del peso de las muñecas y las yemas de los dedos para que se conviertan en los frenos cuando se equilibra.

4. Practica, practica, practica

Cada vez que intentas una postura de equilibrio de yoga, le das a tu cuerpo la oportunidad de practicar la coordinación de los micromovimientos de los diferentes músculos y sistemas que contribuyen. Con la práctica, aprendemos. Inténtalo, inténtalo de nuevo.

No te sorprendas si una inversión o equilibrio de brazos como Parado de Manos o Cuervo toma más tiempo para aprender que la Postura del Árbol. No estás acostumbradx a cargar peso con las manos, lo que hace que las posturas de equilibrio de pie sean mucho más accesibles que cualquier postura que requiera equilibrarse con las manos.

Cuando puedas sonríe o ríete, incluso mientras haces un esfuerzo, esto reduce la tensión en tu cuerpo, lo que a su vez crea menos interferencia con tus movimientos musculares inconscientes. Tal vez puedas dejar que esta lección se traduzca en cómo abordas situaciones desafiantes fuera de tu práctica de yoga.

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