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Dharana y Dhyana: malentendidos sobre la meditación explicados

Traducción de la nota de publicada por Rachel Bilski en yogapedia.com.

No es posible enseñar meditación”. Las palabras de mi maestro cortaron el relajante silencio de la clase de meditación. ¿Cómo puede esto ser verdad? Si lo era, ¿qué habíamos estado haciendo durante los últimos 30 minutos? Estaba a punto de que me presentaran los conceptos de dharana (concentración) y dhyana (meditación), y de darme cuenta de que mis conceptos erróneos sobre la meditación eran aún más amplios de lo que había pensado al principio.

Quizás el malentendido más común cuando se trata de la meditación es que su único propósito es vaciar la mente de pensamientos. Si alguna vez has tratado de sentarte con tu mente de mono aunque sea por unos minutos, sabrás lo difícil que es esto. Cada unx de nosotrxs tiene miles y miles de pensamientos por día, tantos que la mayoría de nosotrxs les permitimos dar vueltas en nuestras mentes sin siquiera prestar atención a su contenido. Si bien la última etapa de la meditación puede ser un lugar sin pensamientos, el proceso de llegar allí es igual de importante, si no más. Para lograr dhyana, hay un paso preliminar vital: dharana.

Aquí explicaré más sobre las diferencias entre estos dos conceptos y cómo te ayudarán a lograr un estado verdaderamente meditativo.

Dhyana

Aunque no es imposible, puede llevar muchos años de práctica, dedicación y disciplina alcanzar un estado verdaderamente meditativo, uno en el que ya no es posible percibir el acto de meditación o separar un sentido de sí mismo de él. En yoga, esto se conoce como dhyana.

Dhyana es el séptimo paso en las Ocho Ramas del Yoga de Patanjali, precedido por los aspectos más conocidos del yoga como asana (posturas físicas) y pranayama (control de la respiración). Aunque dhyana se puede traducir del sánscrito como “meditación“, no es exactamente la definición de meditación con la que la mayoría de nosotrxs estamos familiarizadxs en estos días.

Dharana

En estudios de yoga, aplicaciones y videos de YouTube en todo el mundo, la palabra meditación se usa de hecho para describir la práctica de dharana; de técnicas de aprendizaje para enfocar y concentrar la mente en preparación para dhyana. Centrarse en la respiración, las sensaciones corporales, los mantras, los chakras o drishti son todas formas de dharana, en las que la mente se entrena para fijarse en un tema u objeto en particular.

Practicar dharana nos permite observar los patrones de la mente y notar los pensamientos interrumpidos, lo que eventualmente conduce a espacios más largos entre ellos con el tiempo. La práctica regular de dharana permite que la concentración profunda ocurra de forma natural y más frecuente, incluso fuera de la práctica. Entrenar la mente de esta manera mejora drásticamente la fuerza mental, incluso hasta el punto en que la mente de mono puede que ya no sea la configuración predeterminada en la vida cotidiana.

Meditación Espontánea

Dharana es claramente beneficiosa por derecho propio y una herramienta importante para acceder a la meditación. Sin embargo, como señaló tan claramente mi maestro, la meditación en sí no se puede enseñar. Debería pensarse como un estado espontáneo en el que la concentración se funde con dhyana. ¿Alguna vez te has concentrado en algo tan profundamente que olvidaste absolutamente todo lo que te rodea? Tal vez mientras navegabas, dibujabas, conducías o escribías, quedaste hipnotizadx, transportadx y totalmente perdidx en el momento. Tales vislumbres de dhyana respaldan la idea de que no es un fenómeno que se pueda enseñar, sino uno que se experimenta espontáneamente como resultado de un enfoque extremo.

Desde esta perspectiva, la meditación en general puede considerarse algo simple como varias etapas progresivas de concentración. Suena sencillo, ¿verdad? En una paradoja frustrante, cuanto más esfuerzo aplicas, menos probable es que alcances dhyana. La concentración no debe confundirse con el esfuerzo; más bien es una forma de disciplina para la mente. Es perfectamente normal que la mente divague durante las prácticas meditativas; los pensamientos serpenteantes, de hecho, proporcionan la piedra angular para practicar dharana y, por lo tanto, son una parte vital del proceso. Revolotear repetidamente entre pensar y volver a un punto focal es una práctica profunda en sí misma.

Sé testigx de tu poder

Podría decirse que observar tu propia conciencia de esta manera es tan poderoso como unirse a ella a través de dhyana. Tomar conciencia de que hay tanto un(a) pensador(a) como un(a) testigx del pensamiento es vital para liberarse de los patrones de pensamiento destructivos. Sin esta perspectiva, es fácil percibir que tu sentido de sí mismo está indisolublemente ligado a tus pensamientos y que no hay escape de ellos ni posibilidad de cambiarlos. Al practicar dharana y finalmente dhyana, los pensamientos comienzan a tener menos significado, menos poder.

Divide y conquistaras

El concepto erróneo de la meditación únicamente como un intento de despejar la mente de los pensamientos es, por lo tanto, potencialmente perjudicial para la práctica. Conozco a innumerables personas que han renunciado a la meditación en respuesta a la sensación de que no hay forma de que puedan dejar de pensar, que es imposible domar y entrenar la mente del mono. Separar dharana y dhyana como etapas del proceso nos ayuda a darnos cuenta de que la meditación es mucho más que esto. Transformar la concentración en meditación es un viaje continuo, y los pensamientos son un vehículo valioso.

Nota: Esta nota está basada en la que se publicó Rachel Bilski en yogapedia.com y fue traducida para que el público hispanohablante pueda conocerla. Puedes consultar la nota completa en idioma original (inglés) en https://www.yogapedia.com/dharana-and-dhyana-misconceptions-of-meditation-explained/2/10671

3 thoughts on “Dharana y Dhyana: malentendidos sobre la meditación explicados

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