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Yoga, Hipocresía y Abuso Sexual

A lo largo de los años nos han vendido la idea de que el Yoga transforma a quienes lo practican; que, la práctica disciplinada de posturas te ayuda a purificar el cuerpo, pero también termina purificando la mente y el alma. Nos hacen pensar que, esta “purificación” nos convierte en personas receptivas y amorosas, que buscan siempre generar un buen karma y que, por lo mismo, nunca seríamos capaces de lastimar ni a una mosca. Por otro lado, cuando nos sumergimos en la filosofía del Yoga[1], descubrimos que, la base del Yoga son los cinco Yamas, o Códigos Morales/Sociales:

  • Ahimsa – No violencia
    Cuando se adopta profundamente la no-violencia, todas las criaturas cesan de temer nuestra presencia. (Sutra 2.35)
  • Satya – No mentir o engañar
    Cuando nos instalamos firmemente en la veracidad, todos nuestros actos dan los frutos adecuados. (Sutra 2.36)
  • Asteya – No robar
    Cuando descansamos firmemente en la honestidad, la riqueza fluye hacia nosotros. (Sutra 2.37)
  • Brahmacharya – Contención de la energía sexual
    Cuando somos firmes en la moderación (contención de energía sexual), adquirimos energía espiritual. (Sutra 2.38)
  • Aparigraha – No posesión o Desapego (ser generoso y tener solo lo esencial)
    Cuando el hombre deja de interesarse en la adquisición de bienes inútiles recibe el conocimiento de sus experiencias pasadas, presentes y futuras. (Sutra 2.39)

Cinco normas que, todo yogui y yoguini debería de seguir para poder alcanzar la liberación o la unión[2]. Y, aunque estas normas también se encuentran (de una u otra forma) en la biblia, los yoguis y yoguinis más “avanzados” las han retomado y convertido en una especie de corazón ideológico, llevándolos a crear un personaje superior en lo ético y en lo moral. Pero… ¿Realmente es todo amor y paz en el mundo del Yoga? ¿Los yoguis y las yoguinis viven bajo los principios de los Yamas?

La verdad es que, la historia nos ha demostrado que, más allá de las enseñanzas de Krishnamacharya y Vivekananda, y sus interpretaciones de los Yoga-Sutras, los Yamas son prácticamente inexistentes en el verdadero mundo del Yoga Occidental. No me malinterpreten, no digo que, todas las personas que practican yoga sean malvadas y despiadadas, pero sí puedo asegurar que, el Yoga (por lo menos en Occidente) está sujeto al capitalismo y, por lo mismo, es imposible separarlo del negocio, alejándolo del principio de Aparigraha.

Dejando a un lado el último de los Yamas, Aparigraha o Desapego, creo que existe un código moral que debería ser inviolable[3]. Me refiero a Ahimsa, o No Violencia. Un principio que busca el no generar ningún tipo de daño a los seres vivos, pero que también ha sido violado infinidad de veces por algunos de los más grandes maestros y gurús del Yoga Contemporáneo. Basta con ver los videos de cómo B.K.S. Iyengar o Patthabi Jois ajustaban a sus alumnxs, dándoles golpes, patadas o llevando su cuerpo a los extremos, para poder ver que, la idea del Ahimsa no esta realmente presente en el Yoga Postural. Sin embargo, la violencia en los ajustes se queda corta cuando hablamos de los casos de violencia sexual que se han dado en el mundo del yoga.

Más allá de querer hacer un texto que suene escandaloso, creo que es muy importante señalar los casos más famosos de Violencia Sexual que han surgido en el mundo del Yoga, no solo para demostrar que el mundo del Yoga no es esa idea romántica del Paz y Amor, sino para concientizar al mundo sobre esta problemática y buscar evitar que estos casos se repitan en el futuro. Por lo mismo, te compartimos algunos de los casos más famosos de Abuso Sexual en el mundo del Yoga Contemporáneo.

Dechen Thurman: En 2014, el instructor de Jivamukti yoga, fue denunciado como un adicto al sexo, que se acostaba con un grupo de estudiantes de su estudio de Manhattan,

John Friend: En 2012, el fundador de Anusara yoga, fue acusado de conducta sexual inapropiada, y de una mala gestión financiera, obligando a sus empleados a realizar entregas de drogas. También se le acusó de iniciar con Blazing Solar Flames, una especie de grupo sexual, disfrazado de aquelarre Wicca.

Kausthub Desikachar[4]: En 2002 fue acusado de abuso sexual, mental y emocional en por mujeres que estaban entrenando con él en la Fundación Europea de Yoga y Curación Krishnamacharya en Austria. Según la filial norteamericana de la fundación, Desikachar fue acusado de abusar de su cargo y de utilizar datos personales de la vida de las mujeres a las que agredió como medio para acorralarlas en situaciones sexuales que no querían.

Swami Muktananda: A pesar de afirmar ser célibe y enseñar que el deseo sexual debe ser reprimido (también que el semen de alguna manera proporciona “vigor” cuando permanece adentro), el gurú no estaba practicando lo que predicaba. Según los informes, Muktananda violó a mujeres y niñas de tan solo 13 años en sus ashrams.

Pattabhi Jois: El fundador del Ashtanga Vinyasa Yoga ha sido fuertemente criticado en los últimos años, gracias a sus ajustes inapropiados (por ser abusivos y sexualmente invasivos). Sin embargo, Hace algunos años, Karen Rain decidió denunciar, dentro del contexto de #MeToo, al gurú, mencionando los ajustes inapropiados, pero también señalando el cómo es que el maestro de yoga asaltó sexualmente. Poco a poco, se fueron sumando más mujeres a la denuncia describen los abusos como tocamientos, frotamientos y penetración digitalmente de sus genitales con el pretexto de ajustar sus posturas.

Bikram Choudhury: Sin duda, el caso más importante de violencia sexual en el mundo del yoga es el de Bikram. Un hombre que, después de fundar un evento multimillonario (basado en la apropiación del yoga), recibió un sinfín de denuncias por acoso y agresión sexual. Hoy en día, Bikram se encuentra prófugo de la ley de EE.UU. (aparentemente en México) y continúa vendiendo sus certificaciones . Recomiendo ampliamente ver el documental de Netflix “Bikram: Yogui, gurú, depredador” para conocer toda su historia.

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[1] Esa que fue romantizada por Tirumalai Krishnamacharya y que fue basada en los Yoga-Sutras de Patañjali.
[2] También es importante mencionar que, dependiendo del libro clásico que se consulte, la meta del yoga puede variar ligeramente; en algunas fuentes es la meditación, en otras la unión con el Universo y en otras la Liberación.
[3] Más allá de la interpretación que se le quiera dar al mismo.
[4] Hijo de T.K.V. Desikachar y nieto de Tirumalai Krishnamacharya

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