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Ahimsa: La No Violencia y las posturas de Yoga

El término Ahimsa viene del sánscrito y puede traducirse como <No Violencia>. Es el primer mandamiento de los Códigos Sociales también conocidos como Yamas, y es considerada la base de la filosofía del Yoga. Ahimsa es la no violencia y el respeto a la vida, es decir, no matar y no dañar en lo físico o emocional a ningún ser vivo, ya sea por acción, palabra o pensamiento. Pero este término no solo se limita a los seres vivos, sino que también se relaciona con el respeto al espíritu, naturaleza y culturas; es un concepto que nos enseña a vivir en paz con todo aquello que nos rodea y que busca que seamos congruentes en acción, pensamiento y palabra.

Ahimsa es un concepto que te ayudará a estar en sintonía con el Universo, y tú eres parte de ese Universo. El Universo reside dentro y fuera de ti, por lo que debes de aplicar el concepto de la No Violencia a tu cuerpo y a tu mente. Curiosamente al momento de realizar clases de Yoga físico (Hatha, Ashtanga, Dharma, etc.) solemos quebrantar este principio. ¿Cómo es que debemos aplicar el concepto de Ahimsa a nuestra práctica de Asanas (Posturas)?

Pero el Yoga es más que físico. Es celular, mental, intelectual y espiritual: afecta al hombre en todo su ser.

BKS Iyengar (El Árbol del Yoga)
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Empecemos por la mente. Tienes que saber que, el mayor enemigo de nuestra mente es el ego. Ese ego que quiere regodearse al momento de lograr las posturas más complicadas. Esa voz que nos dice que intentemos tocarnos los pies, aunque sea nuestra primera clase. Un ego que puede quebrar nuestra mente al momento de darse cuenta de que no podemos realizar esa postura para la que el cuerpo no está listo. Y, si no la alcanzamos, el ego hará lo posible por lastimar nuestra mente. A fin de cuentas, el ego es muy frágil, más frágil que nuestro cuerpo.

Desde una práctica de Asana bien alineada, empezamos a reconocer que nuestros sentimientos y sensaciones están conectados integralmente con nuestra respiración.

Richard Freeman (El Espejo del Yoga)
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Continuemos con la respiración. En la respiración se encuentra la Energía Vital que nos da la energía para vivir y nos conecta con el Universo, el Prana. Por lo mismo, la respiración es uno de los elementos más importantes del Yoga (y de nuestra existencia). El problema es que, al momento de tratar de entrar a una postura que implica mucho esfuerzo, sobre todo cuando son las primeras veces que la realizamos, solemos enfocar nuestra atención en la fuerza o el estiramiento y olvidamos respirar, violentando nuestro cuerpo.

Si ocurren accidentes en yoga, no es por culpa del yoga, sino de la agresividad del alumno que lo hace.

BKS Iyengar (El Árbol del Yoga)
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Por último, se encuentra la violencia contra el cuerpo. Hay dos niveles a tomar en cuenta cuando hablamos de violentar el cuerpo. El primer, y más obvio, es el de las lesiones (casi siempre relacionadas con el ego). Al practicar las Asanas de Yoga, en muchas ocasiones obviamos las alineaciones correctas y buscamos profundizar la postura, aunque el cuerpo no esté preparado para ello. Al hacer esto, podemos lesionarnos. Una lesión que surge de la violencia hacia nuestro cuerpo.

El segundo nivel es el de la integración del cuerpo. ¿A qué me refiero? Un gran número de Posturas (por ejemplo, Trikonasana) se realizan de ambos lados del cuerpo. Y normalmente tenemos un lado del cuerpo más fuerte y flexible que el otro. Entonces, profundizamos mucho más la postura de un lado, y del otro evitamos profundizar tanto. Eso violenta el cuerpo, pues nos comprime mucho más de un lado y nos rompe el balance del mismo. Nos desintegra. Lo que se debe hacer es encontrar un balance entre ambos lados y profundizar igual en cada uno.

Lo que se precisa es integración entre los lados derecho e izquierdo del cuerpo, y este equilibrio de los dos lados es la auténtica no violencia.

BKS Iyengar (El Árbol del Yoga)
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Entonces, al momento de realizar tu práctica de Asanas de Yoga puedes violentar tu mente a través del ego y tu cuerpo a través de la respiración, el exceso de esfuerzo o el desbalance. Por lo mismo, al realizar tu práctica, debes prestar atención en la alineación, la forma y la respiración, y evitar que el ego intervenga. Recuerda que es tu práctica y que no debe importarte la opinión de nadie más, realízala pensando en el principio de Ahimsa y mantén la congruencia durante todas tus posturas.

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