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Dhyana-Bindu Upanishad, el camino del yoga y el cuerpo sutil…

Es muy común escuchar a maestras o maestros de yoga decir que el yoga va mucho más allá del tapete y que, quienes nos decimos practicantes de yoga o yoguis/yoguinis debemos de llevar nuestra práctica en el día a día. Nos dicen que, para poder hacer esto, debemos seguir el camino patañjálico de ocho ramas, también conocido como Ashtanga Yoga,pues consideran que los Sutras son la más grande autoridad que existe.

Pero la realidad es que, esta afirmación está basada únicamente en una construcción colonial de la filosofía del yoga, pues el Ashtanga Yoga que propone Patañjali quedó en desuso muchos siglos antes de que las y los occidentales construyeran el cuerpo filosófico del yoga que conocemos hoy en día. De hecho, desde antes de la edad media se desarrollaron muchos otros sistemas de yoga, como el de 15 pasos o ramas que propone el Tejobindu Upanishad. Y, de hecho, la mayoría de sistemas que se popularizaron fueron de seis ramas, como el que se propone en el Hatha Yoga Pradipika[1]. Otro gran ejemplo de sistemas de seis es el que se propone en el Dhyana-Bindu Upanishad, uno de los veinte yoga upanishads enlistados dentro del canon del Muktikā Upaniṣad, es decir el texto que enlista los 108 Upanishads.

Más allá del camino de seis pasos o ramas, este Upanishad discute la meditación dentro del yoga, explicando que el silencio es “el lugar más alto”. También afirma que hay un alma en cada ser viviente al igual que hay fragancia en las flores, aceite en las semillas oleaginosas y mantequilla en la leche; y que un yogui debe buscar comprender la rama del árbol y el árbol, la parte como así como el todo de todo.

Por otro lado, el Upanishad afirma que Om es un medio para la meditación, y para comprender Atman y Brahman (realidad última). De esta forma, Om es el arco, el alma es la flecha y el Brahman el blanco de la flecha. Por lo mismo. se debe meditar en Om como energía eterna e infinita para ver al Dios interior, o para aquellos adictos a Dios con forma, se debe meditar en Om como el Señor Shiva que representa la luz dentro del corazón (Atman).

En este punto es importante mencionar que existen dos versiones del manuscrito del Dhyana-Bindu Upanishad, una corta y una larga en la que se incluye un yoga de seis pasos o etapas, mismo que consiste en postura (asana), centrarse en la respiración (pranayama), retirar la respiración (recaka), mantener la respiración (kumbhaka), meditación (dhyana) y concentración (dharana). Un sistema que, aunque tiene similitudes con el camino patañjálico, le da mucho más énfasis al control de la respiración (pranayama) y sus componentes (kumbhaka y recaka).

El texto también menciona cuatro posturas principales para el yoga: Siddhasana, Bhadrasana, Simhasana y Padmasana; y describe varias de las técnicas y conocimientos del cuerpo sutil que se retoman en los manuales de yoga medieval. Además, algunas versiones del Upanishad incluye una discusión sobre Kundalini yoga, afirmando que la unión armoniosa del Shiva masculino y la Shakti femenina es una de las metas del Yoga. Para que puedas conocer más sobre el Dhyana-Bindu Upanishad, a continuación, podrás encontrar una traducción al español de este texto. Esta versión está basada en la traducción al inglés publicada por learnkriyayoga.com y en Oshogulab.com.


[1] El Pradipika menciona de forma directa únicamente cuatro pasos (asana, pranayama, mudras y samadhi), pero suele interpretarse como un camino de 4 pasos porque antes de empezar con asana menciona también los yamas y los niyamas.

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