El Cuerpo Sutil: La historia del Yoga en América
En los libros y certificaciones de yoga nos cuentan que el yoga llegó al continente americano gracias a Krishnamacharya. Nos dicen que el maestro rescató la práctica del olvido a principios del siglo XX, popularizándolo gracia a las exhibiciones públicas y a la escuela de yoga que abrió con el patrocinio de Krishna Raja Wadiyar IV, el Maharaja de Mysore. Durante su carrera enseñó yoga a un sinfín de personas, pero fueron Indra Devi, Desikachar, Iyengar y Jois quienes se encargaron de continuar su legado y viajar por el mundo popularizando la práctica del yoga y convirtiéndola en lo que conocemos hoy en día.
Pero la verdadera historia del yoga es mucho más compleja de lo que podemos pensar. A diferencia de la idea romantizada que nos venden lxs seguidorxs de Yoga Alliance, el yoga llegó a América mucho antes de que Krishnamacharya empezara a consultar los manuales de gimnasia suecos para crear un nuevo sistema de cultura física al que llamaría yoga[1].De hecho, la historia del yoga en occidente inicia en 1785 cuando Charles Wilkins realizó la primera traducción del Bhagavad Gita al inglés. Tras aquella traducción, Abraham Hyacinthe Anquetil-Duperron tradujo los Upanishads al latín, traducción que después fue retomada por Arthur Schopenhauer, quien influenció a un sinfín de intelectuales y filósofos de la época (incluyendo a Heidegger)[2].
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Por otro lado, Henry David Thoreau adquirió algunas de las traducciones de los textos clásicos de la India y empezó a realizar lo que él consideraba que era yoga; de esta forma, se retiró a vivir en el bosque, de una manera similar a la descrita en el Hatha Yoga Pradipika, mientras practicaba meditación y algunas técnicas descritas en aquel libro[3]. En ese mismo contexto, Ralph Waldo Emerson, quien fundaría The Atlantic y era amigo de Thoreau, publicó el poema “Brahma”, mismo que fue el primer acercamiento masivo a la filosofía oriental, especialmente al No Dualismo hindú.
Varios años después, en 1893, el Swami Vivekananda llegó a Vancouver, donde inició un viaje de cinco días para llegar a Chicago. ¿Para qué? Para presentarse en el El Parlamento Mundial de las Religiones y buscar apoyo para la inminente independencia de la India. Durante ese viaje, el monje conoció a Sara Chapman Bull y Sarah Farmer, quienes lo invitaron a Greenacre, donde empezó a compartir su conocimiento sobre el Rajayoga y el hinduismo. Estas pláticas llamaron la atención de un gran número de intelectuales, permitiendo que el rajayoga de popularizara entre la crema y nata de la sociedad estadounidense. En aquél entonces, un sinfín de personajes occidentales y orientales empezaron a difundir sus ideas sobre el yoga, el tantra, el budismo y el hinduismo: Sylvais Hamati, Pierre y Theos Bernard, Blanche de Vries, Margaret Woodrow Wilson (hija del presidente de EE.UU.), Christopher Isherwood, Sally Kempton, Aldous Huxley, Yogananda e Indra Devi, entre muchos otros.
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The Subtle Body: The Story of Yoga in America (El Cuerpo Sutil: La historia del Yoga en América) es un libro, escrito por la periodista Stefanie Syman, en el que se busca analizar la manera en la que el yoga llegó a Estados Unidos, evitando la idea romántica y simplificada que nos venden lxs aliadxs de Yoga Alliance. Una historia completa y profunda en la que se buscan encontrar los diferentes frentes que sentaron las bases para que el yoga se popularizara en Occidente, y la manera en la que esta disciplina se convirtió en una industria billonaria.
Una historia densa, que busca cubrir los detalles más importantes en la occidentalización del yoga; por lo mismo, el libro puede tornarse en momentos un poco pesado, pero eso no le quita lo interesante. The Subtle Body: The Story of Yoga in America es uno de esos libros que todas y todos los seguidores practicantes de yoga deberían leer para profundizar su conocimiento sobre esta disciplina y entender la evolución que ha tenido la misma. Además, más allá de entender y profundizar la práctica este libro ayudará a entender el proceso de Apropiación Cultural que sufrió el yoga a lo largo del siglo XX, ayudándonos a buscar nuevas maneras de acercarnos a esta disciplina con el mayor respeto posible.
[1] Es importante señalar que Krishnamacharya no se basó únicamente en los manuales medievales de yoga para crear la práctica de yoga postural que compartió en su época, sino que también se basó en las técnicas de cultura física occidental que estaba creándose en el mundo. Recomiendo leer El Cuerpo del Yoga: orígenes de la práctica postural moderna (Mark Singleton) para conocer más al respecto.
[2] De hecho, muchos de los filósofos que retoman la ontología están influenciados directa o indirectamente por los Upanishads (ya sea por la influencia de Schopenhauer o por la que tuvieron los Gimnosofistas en la filosofía griega).
[3] Experiencia que lo llevó a escribir uno de los ensayos más elogiados de los EE.UU.: Walden.